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Original Web

Una respuesta espiritual a las llamadas telefónicas no deseadas

Del número de julio de 2024 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 13 de mayo de 2024 como original para la Web.


Cuando suena el teléfono, por lo general espero una conversación productiva. Pero hace años, comencé a recibir llamadas que comenzaban: “Esta es la compañía de su tarjeta de crédito que llama por un problema con su cuenta”. También recibía llamadas amenazantes supuestamente del personal de impuestos sobre la renta o de las fuerzas del orden. Tuve que detenerme y preguntarme: “¿Quién me está llamando realmente?”. Incluso hubo llamadas que decían ser de “su oficina local de adivinos profesionales”. 

Aun cuando estamos completamente alertas a la fraudulenta intención de tales llamadas, estas pueden ser una interrupción desagradable, intrusiva y molesta. Quizá parezca tentador reaccionar irritándose o colgando abruptamente. Pero quería responder de una manera más útil y espiritual. 

Recurrí a las enseñanzas de Cristo Jesús en la Biblia. En el pasaje llamado las Bienaventuranzas (Mateo 5:3-12), Jesús habla de las cualidades espirituales que, cuando se viven, nos permiten experimentar la alegría y las bendiciones que provienen de Dios, el Amor divino. Él dice, por ejemplo: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Este mensaje simple pero profundo me llegó directo al corazón. Si bien quería ciertamente que las personas que llamaban dejaran de estafar a la gente, vi que en lugar de pensar que las llamadas no solicitadas eran una pérdida de tiempo, podía verlas espiritualmente y responder con amor y compasión. Se me ocurrió que muchas personas detrás de este tipo de acciones tienen necesidades legítimas que podrían satisfacerse a través de esfuerzos honestos y útiles.

De mi estudio de la Ciencia Cristiana he aprendido que cada uno de nosotros, en nuestra verdadera naturaleza, es espiritual y completo. Cada individuo incluye todo lo que es correcto y bueno, porque nuestro Padre-Madre Dios es el bien infinito y la verdadera fuente de todos. Por lo tanto, todos son hijos o expresiones de Dios, el bien, por lo que —aunque no lo veamos en la superficie— nadie incluye realmente motivos o pensamientos erróneos, tal como el impulso de actuar con deshonestidad.  

Todos tenemos el discernimiento para detectar y rechazar todo aquello que no es legítimo y bueno.

A menudo he reflexionado sobre un pasaje de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras que se refiere a este concepto. Mary Baker Eddy escribe que el hombre (un término usado aquí para incluir a todos) es “la compuesta idea de Dios, incluyendo todas las ideas correctas” (pág. 475). Entiendo que esto significa que la identidad espiritual verdadera de cada persona abarca todos los aspectos del bien, incluidos el hogar, la salud, el sustento, la inteligencia y el empleo satisfactorio que sirven al bien común. Con frecuencia oro para saber que nuestro Padre-Madre Dios universal  desarrolla el propósito divino de cada persona y proporciona todo lo necesario para llevar a cabo ese propósito con alegría y satisfacción. Así que, en realidad, las personas nunca necesitan hacer algo deshonesto para satisfacer sus necesidades.

Como mis oraciones también abrazan a aquellos que podrían recibir llamadas fraudulentas, razono que cada individuo es el reflejo de Dios, la Mente divina; es decir, la inteligencia misma. Así que todos tenemos el discernimiento para detectar y rechazar aquello que no es legítimo y bueno para todos. 

Hace poco, una persona de la familia me dijo que había recibido una llamada supuestamente de su nieto pidiéndole dinero. Sonó tan convincente que inmediatamente se preparó para enviarle los fondos. Pero al pensar más detenidamente, decidió llamarlo por teléfono y descubrió que no era él quien había llamado solicitando dinero. La verdad salió a la luz, y ella no incurrió en ninguna pérdida.

Al pensar y orar sobre este tema a lo largo de los años, me he vuelto cada vez más atenta a los problemas profundos detrás de tales llamadas, incluidas las desigualdades económicas y sociales. Jesús ciertamente demostró que estas injusticias no tienen lugar en el reino de Dios, la creación completa y espiritual que él explicó “se ha acercado” (Mateo 4:17) y en la que todos verdaderamente vivimos. La oración que percibe que Dios, el Espíritu divino, es Todo-en-Todo, es una forma importante de contrarrestar la injusticia. A través de la inspiración divina, podemos ver que la economía es en realidad espiritual, no material, y una expresión de la infinita bondad y amor de Dios.   

Al alimentar a miles de personas con lo que parecía ser una cantidad limitada de pan y pescado (véase Mateo 14:14-21), Jesús demostró que la verdadera economía no tiene límites, e incluye ideas y oportunidades que satisfacen las necesidades de todos. La ley divina del bien es universal, gobierna y está disponible para todos. Nadie puede estar fuera de la operación y las bendiciones de las leyes de Dios que abarcan todo y actúan sobre todo. 

Antes de compartir la comida con esos miles de personas, Jesús también demostró que la gratitud desempeña un papel importante al permitirnos experimentar el bien. Nosotros también podemos estar agradecidos por las señales de progreso y la evidencia de que las necesidades han sido satisfechas. Recientemente, noté que cuando recibo una llamada sospechosa en mi teléfono celular, la pantalla me alerta con el mensaje “Probable fraude”, gracias a un programa de prevención de fraude realizado por mi proveedor de telefonía celular y una agencia gubernamental. Mi proveedor informa que desde que inició este servicio, ha señalado más de doscientos cincuenta millones de llamadas no solicitadas o fraudulentas para sus clientes.  

Hoy en día, si recibo una llamada de una fuente cuestionable, no lo veo como una molestia. Lo veo como un llamado a orar, a ser testigo de la plenitud e integridad de cada hijo e hija de Dios. ¡Y esa es una llamada que vale la pena responder!

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