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Original Web

Para niños

Ama a todas las criaturas de Dios

Del número de julio de 2024 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 27 de noviembre de 2023 como original para la Web.


“¡Mira mami, está lloviendo!”

Miranda pasó corriendo junto a su mamá y salió por la puerta trasera para sentir la lluvia que caía. Las gotas frías eran refrescantes después de varias semanas de calor en Texas. Miranda pensó que sus plantas también podrían disfrutar de los aguaceros. Así que las llevó afuera al patio para que tomaran un poco de agua.

Esa noche, antes de irse a la cama, Miranda fue a entrar las plantas, pero una telaraña bloqueaba su camino. ¡La telaraña era tan grande que ni siquiera podía ir alrededor de ella! Miranda no quería lastimar a la araña, pero pensó que podría estar más segura en otro lugar. Así que encontró un palo y animó a la araña a saltar sobre él. Luego con cuidado llevó a la araña a una parte diferente del patio donde podría comenzar a construir otra telaraña.  

Mientras volvía a meter las plantas en la casa, Miranda pensó en una de sus frases favoritas de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy. Dice así: “Todas las criaturas de Dios, moviéndose en la armonía de la Ciencia, son inofensivas, útiles, indestructibles” (pág. 514). Sabía que eso incluía a su nueva amiga araña.

A la mañana siguiente, cuando Miranda salió afuera, admiró aún más a las criaturas de Dios. La lluvia del día anterior había dejado charcos en la calle donde chapoteaban gorriones. Miranda vio a un petirrojo saltando en el suelo, y también escuchó los alegres sonidos de los cardenales. Mientras la brisa agitaba las hojas de los árboles, Miranda de repente sintió que algo le picaba la cara. Tocó el lugar y encontró una hormiga. Puso suavemente a la hormiga en el suelo, pero le dolía la mejilla donde la habían picado.

Fue entonces cuando Miranda recordó a la araña de la noche anterior. Pensó en que nunca dañaría a ninguna de las criaturas de Dios porque las quería a todas. Se dio cuenta de que nada de la creación de Dios podría dañarla porque todas las criaturas de Dios viven juntas en paz y armonía. 

Miranda se quedó afuera un poco más sin pensar en su mejilla. Ya no le picaba. La picadura se sanó y solo sintió amor por su nueva amiga hormiga. 

Miranda le dio gracias a Dios. Estaba agradecida de saber más acerca de cuánto ama Dios a Su creación, incluyendo a la araña y a la hormiga, ¡y cómo ella también podía amarlas! 

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