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Original Web

PARA JÓVENES

¿Cómo puedo llevarme bien con mi hermana?

Del número de septiembre de 2024 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 4 de diciembre de 2023 como original para la Web.


Durante mucho tiempo, luché por llevarme bien con una de mis hermanas. Creía que ella estaba tratando de molestarme a propósito, y parecía que mis padres siempre estaban de su lado. Empezó a ser muy frustrante. Sentía que no me escuchaban, que mis padres eran injustos y estaba enojada conmigo misma por no encontrar una manera de resolver el problema. 

No fue sino hasta que fui a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana un domingo que me di cuenta de que podía orar acerca de lo que pasaba, y que la oración realmente podía ayudarme a resolver este problema. Mi maestra de la Escuela Dominical suele preguntarle a nuestra clase si tenemos alguna duda para aclarar; así que ese domingo le pedí que compartiera algunas ideas que pudieran ayudarme a orar sobre la situación con mi hermana. 

Mi maestra me recordó una historia de la Biblia acerca de dos hermanos, Jacob y Esaú. Jacob le robó la primogenitura a Esaú, y este estaba tan furioso que quería matarlo. Sin embargo, cuando los hermanos se encontraron años después, Esaú no atacó a Jacob como este había temido. En lugar de eso, pudieron reconciliarse. La reconciliación ocurrió porque Dios produjo un cambio de carácter en Jacob y un cambio de actitud en Esaú (véase Génesis 25-33).

Me encantó esta historia y cómo se relacionaba con mi situación. A pesar de todo el rencor que se había acumulado entre los hermanos a lo largo de los años, con la ayuda de Dios, solo les tomó un momento para perdonarse uno a otro. Fueron capaces de dejar atrás el pasado muy rápidamente. Oré pensando en esta historia, pero a veces sentía que la paz entre mi hermana y yo todavía no era posible.  

Las cosas empezaron a cambiar cuando me fui para ser consejera en un campamento de verano para Científicos Cristianos. Un día, mientras charlaba sobre la Ciencia Cristiana con mis campistas, surgió el tema del Antiguo Testamento en la Biblia, en contraste con el Nuevo Testamento. Una gran diferencia sobre la que hablamos fue que, en el Nuevo Testamento, Jesús realmente sacó a la luz el sentido de Dios como Amor. Y hablamos de cuán poderoso es saber que el amor no se origina en las personas, sino en Dios, en el Amor divino. Eso es lo que hace posible el amor incondicional, o amar pase lo que pase, porque proviene de una fuente superior a nosotros.

Esto me hizo pensar en mi hermana. Me di cuenta de que, puesto que yo soy la expresión del Amor, y también lo es mi hermana, entonces, en realidad, solo podía haber amor entre nosotras. Incluso si ella hacía algo con lo que yo no estaba de acuerdo, el Amor es una constante, y como expresión del Amor, tenía este amor incondicional para dar y podía seguir amándola. Esto no significaba ignorar las cosas que no estaban bien. Pero sí significaba que podía confiar en que al amarnos, podíamos ver algún tipo de curación o resolución a esas cosas, tal como lo hicieron Esaú y Jacob.

Cuando regresé del campamento, noté un gran cambio entre nosotras casi de inmediato. Los problemas se habían desvanecido y casi todas nuestras discusiones cesaron. Y cuando mis padres se ponían de su lado, descubrí que yo podía ver las cosas desde una perspectiva diferente. Me di cuenta de que no importaba, porque el amor de Dios por mí nunca se detiene ni cambia. Todavía tenía todo el amor que necesitaba, incluso si mis padres no veían mi punto de vista. 

Una frase de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, me ayudó a comprender que la paz entre mi hermana y yo podía seguir siendo la norma. Dice: “... la Ciencia no conoce ninguna interrupción de la armonía ni retorno a ella, sino que mantiene que el orden divino o la ley espiritual, en el cual Dios y todo lo que Él crea son perfectos y eternos, ha permanecido inalterado en su historia eterna” (pág. 471). Pude ver que todo el tiempo realmente había habido paz entre mi hermana y yo. Solo necesitaba comprender lo que era cierto acerca de nosotras: que el Amor está a cargo de nuestra relación.  

Ahora, más de un año después, mi hermana y yo nos llevamos bien y podemos confiar la una en la otra y bromear. Incluso si no estamos de acuerdo de vez en cuando, sabemos que podemos resolverlo juntas. Y lo hacemos.

Esta experiencia me enseñó que no importa cuánto tiempo hayas tenido una relación difícil con alguien, la curación siempre es posible. La paz y el perdón que resultaron ser ciertos para Jacob y Esaú, también resultaron ser ciertos para mí. Y pueden ser ciertos para todos en el mundo, porque la ley del amor de Dios está siempre presente.

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