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Original Web

La ley de armonía de Dios, siempre en operación

Del número de febrero de 2025 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Original en español

Apareció primero el 13 de enero de 2025 como original para la Web.


Muchos de nosotros creemos en teoría que Dios es Amor y que Él nos ama, pero hay ocasiones en que encontramos prueba de esto. Comparto la siguiente experiencia para ilustrar lo que quiero decir.

Un viernes cuando participé en la inspirada lectura que la Enfermería de la Ciencia Cristiana de Chile brinda, se leyó lo siguiente de No y Sí escrito por Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana: “La ley de Dios se resume en tres palabras: ‘Yo soy Todo’; y esta ley perfecta siempre está presente para rechazar cualquier pretensión de otra ley. Dios se compadece de nuestros dolores con el amor de un Padre para con Su hijo, —no volviéndose humano y conociendo el pecado, o sea la nada, sino borrando nuestra noción de lo que no existe” (pág. 30). Este pasaje me dejó meditando en lo simple que es tomar consciencia de esta gran verdad de que Dios es Todo, y que Él no conoce el pecado, la enfermedad y la desarmonía, ni pueden Sus hijos experimentarlos. ¡Cuán hermoso es saber esto!

Al día siguiente, estaba en la cocina preparándoles el desayuno a mis niños, y mientras comían puse agua a calentar en el hervidor. Después de que hirvió, le eché el agua a mi tazón de vidrio. De pronto, cuando iba caminando con mi tazón en una mano y el hervidor en la otra en chancletas, el tazón de vidrio se desfondó, y el agua caliente y la base de vidrio cayeron directamente sobre mis pies.

Mis niños que vieron todo lo sucedido se conmovieron mucho, por un lado, por el ruido que emitió el vidrio al caer y por otro al ver que mi tazón favorito se había roto. Con voz de pena y mucho cariño me dijeron: “¡Mamá! ¡Tu tazón!”. Me pareció cómico que vieran solo mi tazón roto y luego vieron mis pies.

En ese mismo instante les pregunté ¿qué es lo primero que debemos hacer? Ellos respondieron que necesitábamos orar. Estoy agradecida de decir que esa respuesta fue muy natural, porque en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana se les enseña a los niños que la oración es eficaz. Cuando oramos estamos escuchando a Dios, la Mente divina, y somos receptivos a la guía divina. Estamos en comunión con nuestro Padre-Madre celestial, quien nos da las ideas espirituales que necesitamos para sanar en cada situación.

Yo quería darle mi atención a Dios, no al cuerpo, y afirmé mentalmente la ley de Dios: “Yo soy Todo”. Comencé a tomar más consciencia del hecho de que soy espiritual, puesto que Dios es Espíritu y todo en el universo de Dios lo refleja a Él; así que nada podía hacerme daño. Luego tuve un momento de regocijo y enorme gratitud, y después de unas pocas horas me di cuenta de que ya no tenía más dolor. Pude continuar haciendo todo con completa naturalidad, y no había rastro alguno del accidente en mi pie.

Quizás uno podría pensar que esta experiencia fue como un milagro. Y, para mí, ¡lo fue! Pero no como algo sobrenatural o extraño. Fue divinamente natural; la evidencia de la ley del bien y armonía de Dios en operación en nuestras vidas. La palabra milagro puede entenderse como maravilla, y se remonta a la palabra latina mirari, que significa contemplar con admiración. ¡Contemplemos con gran admiración las obras maravillosas de nuestro Padre Madre Dios!

Claudia Honorato
Santiago, Chile

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