Hace un par de años, a fines del otoño, mi esposa y yo decidimos hacer una caminata de unos once kilómetros en las montañas cerca de nuestra casa. El hecho de comenzar al mediodía nos mantuvo atentos a la puesta del sol.
Horas más tarde llegamos a la cima, disfrutamos de la vista panorámica, charlamos brevemente con otras personas allí y comenzamos a bajar. Después de algunos minutos de caminar, nos preguntamos si no habríamos pasado por alto una señal o una división en el sendero.
Fue entonces cuando tuve una intuición. Escuché el mensaje angelical de que estábamos en el camino equivocado. Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, describe a los ángeles como “Pensamientos de Dios que pasan al hombre; intuiciones espirituales, puras y perfectas; la inspiración de la bondad, la pureza y la inmortalidad, contrarrestando todo mal, toda sensualidad y mortalidad” (pág. 581). Ignoré esta intuición, y mi esposa y yo seguimos adelante.
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