Apoyarse en Dios es reconocerlo, y reconocerlo es estar agradecido. Si la gratitud es el precio de las bendiciones, ¡parece que vale la pena!
La mayor comprensión que he obtenido a lo largo de los años es que Dios es Amor, y que la Mente divina infinita y omnipotente es inseparable de cada uno de nosotros, y nos ayuda a ver a través de las nubes del error hacia la Verdad divina y experimentar el bien que tenemos al alcance de la mano.
Cuando entramos a la casa, mi mamá y yo hablamos de la lección que había aprendido ese día y de la verdad espiritual que también había aprendido.
La realidad revelada implica un hermoso cambio de pensamiento. Esta es la definición de la oración contestada. Por la forma en que hemos acogido voluntariamente el punto de vista puro de Dios en nuestro pensamiento, demostramos la invalidez de una mentira acerca de Dios y el hombre.
Tenemos un solo cuerpo, una sola identidad, y ese cuerpo está compuesto únicamente de sustancia espiritual, incluyendo la verdadera idea espiritual del corazón.
La gratitud no significa esperar a que las circunstancias cambien para poder ser felices; ¡La gratitud cambia las circunstancias!
Recordé una idea que escuché una vez: que nuestros dientes tienen la sustancia del Espíritu y están arraigados en la Verdad y coronados con el Amor. Lo tenía en mente cada vez que me cepillaba los dientes.
Comprender algo de la sustancia espiritual del ser eterno del hombre siempre es transformador. Seguimos descubriendo que la vida es ininterrumpida en Dios, ahora y para siempre.
Cada vez que riego mi jardín, observo sus diferentes árboles frutales, la variedad de plantas y sus muchas flores. ¡Es maravilloso! Es un recordatorio de que todo crece armoniosamente cuando somos más conscientes de la expresión de Dios.
Mientras tratábamos a nuestro hijo a través de la Ciencia Cristiana, continuamos teniendo claramente en mente que era un hijo de Dios: perfecto, espiritual y sano. También reconocimos que, como tal, solo podía ser la imagen y semejanza de lo que es Dios, el bien, y que su naturaleza siempre había consistido plenamente en reflejar a Dios, el Amor.