Durante unos veinte años tuve que lidiar con hemorroides sangrantes. Más o menos cada tres meses sangraban profusamente. Cuando esto ocurría, oraba y dejaban de sangrar en unos tres días, pero la afección continuaba. Había aceptado que enfrentaría este problema por el resto de mi vida. Sentía que podía soportarlo. No le pedí ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana porque me daba vergüenza el tipo de problema.
Hace varios años, conversé con un amigo de la Ciencia Cristiana que se preguntaba por qué algunas condiciones se sanaban, mientras que otras no. Su pregunta me obsesionó. ¿Por qué no se habían curado las hemorroides, cuando yo había sanado de tantas otras cosas en diversas oportunidades? Así que le pedí a Dios una respuesta, y comencé a escuchar mensajes angelicales, o ideas, de Dios en el pensamiento.
Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana, indica en su libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras que crecemos a través de las pruebas. Ella afirma: “Los desafíos son pruebas del cuidado de Dios” (pág. 66).
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