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Original Web

Encuentra libertad mediante la convicción espiritual

Del número de mayo de 2024 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Publicado originalmente en alemán

Apareció primero el 23 de octubre de 2023 como original para la Web.


En una ocasión, estaba parado en una escalera a punto de arreglar mi velero, cuando la escalera se deslizó debajo de mí, y caí de espaldas al suelo, aterrizando con el hombro sobre un bloque de madera. Mientras estaba acostado de lado, me vinieron las palabras de la “Oración diaria” del Manual de La Iglesia Madre por Mary Baker Eddy: “… haz que el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos se establezca en mí...” (pág. 41). También, estas palabras del libro de texto de la Ciencia Cristiana: “Todo es la Mente infinita y su manifestación infinita, pues Dios es Todo-en-todo” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 468). Estos sinónimos de Dios —Verdad, Vida, Amor y Mente— orientaron mi pensamiento hacia Dios y lo apartaron de la situación.

Mis amigos del deporte vinieron a verme y me ayudaron a sentirme cómodo. Ya habían pedido una ambulancia. Cuando llegó, los paramédicos quisieron llevarme al hospital, lo cual no acepté y expresé mi agradecimiento. Mi hija también llegó. Cuando no pudo comunicarse con un practicista de la Ciencia Cristiana, llamó a un miembro de la iglesia, quien rápidamente comenzó a orar. Cuando mi hija y yo llegamos al auto para ir a casa, este miembro de la iglesia volvió a llamar y leyó en voz alta la respuesta a la pregunta “¿Qué es el hombre?” comenzando en la página 475 de Ciencia y Salud, reemplazando la palabra “hombre” con mi nombre. La misma comienza: “El hombre no es materia; no está constituido de cerebro, sangre, huesos y otros elementos materiales”.

Poco después recibí un correo electrónico de este mismo amigo con algunos pensamientos sobre sentarse y caminar, recordándome que en realidad vivía, me movía y tenía mi ser en el Amor divino, y nada había cambiado ese hecho. En Ciencia y Salud leemos: “Paso a paso, aquellos que en Él confían hallarán que ‘Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones’” (pág. 444), lo cual me habla de caminar sin dolor.

Al día siguiente, a la hora del almuerzo, comencé a tener dudas sobre si había sido correcto negarme a ir al hospital. Decidí hacerme una radiografía, afirmando mentalmente todo el tiempo que los médicos solo podían ver lo que reflejaba mi pensamiento, que era la Vida, la Verdad y el Amor. Las radiografías mostraron que no había nada roto. Sin embargo, el dolor fue muy intenso durante la noche. 

En el hospital, me habían dado algunos analgésicos, pero dejé de tomarlos después de una tableta, a pesar de que el dolor no había disminuido. Cuando volví a llamar a mi amigo de la iglesia para orar, me preguntó en broma si de alguna manera había renunciado a mis convicciones espirituales en la recepción del hospital. ¡Eso realmente fue una llamada de atención! Después de eso, comenzó a producirse lentamente la mejoría.

Pronto una vez más pude dormir apropiadamente en mi cama, ponerme la chaqueta sin ayuda y subir escaleras. Además, muy pronto estuve en condiciones de ayudar nuevamente a mis amigos con las tareas. Ahora me muevo con total libertad. Estoy muy agradecido por la demostración de que la edad no es un factor en la curación. El Salmo 107 dice: “Den gracias al Señor por su misericordia” (versículo 8, LBLA), lo cual por la presente hago.   

Dieter Schön
Berlín, Alemania 

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