Relatos de curación
Mis padres se interesaron en la Ciencia Cristiana cuando yo tenía ocho años de edad y, desde entonces, no he confiado en ningún otro sistema de curación. Recuerdo que de niña yo decía que nunca subiría a un avión.
Desde que comencé a estudiar Ciencia Cristiana, muchos de los que han descubierto que esta es mi religión y forma de vida me han hecho la misma pregunta con respecto a la curación: '' ¿Qué tal si.
Las curaciones realizadas por medio del estudio de la Biblia y de los escritos de Mary Baker Eddy han hecho que Dios sea para mí una realidad viviente y no un lejano hacedor de milagros. Como estudiante de Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) estoy muy agradecida por la forma en que Dios nos muestra, de tantas y tan estupendas maneras, que es nuestro amoroso Padre-Madre, y que nos bendice constantemente a todos nosotros, Sus hijos.
Me gustaría contarles acerca de mi primera experiencia con la Ciencia Cristiana. Hace varios años tuve un fuerte dolor en la espalda y fui a un hospital muy grande en Los Angeles.
He sido miembro de La Iglesia Madre por más de treinta años, y durante este tiempo he experimentado el poder sanador de Dios en muchas ocasiones. Hace unos años, mientras me encontraba viajando en el extranjero en una excursión en autobús, de repente me quedé casi sordo.
Cuando mi hija tenía diez meses, le salió eczema en todo el cuerpo. La hospitalizaron tres veces, y continuó bajo cuidado médico por varios meses, pero sin ningún alivio.
Diariamente nos hacemos promesas a nosotros mismos y decidimos hasta qué punto cumpliremos esas promesas, y nos beneficiamos de acuerdo con el cumplimiento de las mismas. El curso de acción al cual yo me comprometí fue de que seguiría a Cristo Jesús por medio del estudio y la práctica de la Ciencia Cristiana.
Una mañana, desperté escuchando en mi pensamiento las palabras del Himno 207, escrito por la Sra. Eddy (ver Himnario de la Ciencia Cristiana ).
El problema del sufrimiento universal, y el hecho de que yo mismo había padecido de una afección crónica del oído desde la niñez, me llevaron a conocer diferentes religiones con la esperanza de encontrar en ellas la influencia sanadora de Dios a través del Cristo. Entonces, un día, una querida amiga me regaló dos ejemplares de El Heraldo de la Ciencia Cristiana.
En mi adolescencia, oré para encontrar la religión que se acercara más a las enseñanzas de Cristo Jesús. En esa época, la Ciencia Cristiana no pasaba ni remotamente por mi pensamiento.