Asisti A Mi primer servicio religioso de la Ciencia Cristiana un miércoles del año 1943. No comprendí nada de lo que se leyó porque el servicio era en inglés. Pero yo me convencí de que sólo Dios me podía sanar de la gran confusión mental que sufría. Comencé a asistir a estos servicios religiosos con regularidad y con mucha devoción.
Comencé a estudiar las Lecciones Bíblicas semanales que aparecen en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana en español, y me dediqué a ellas con gran perseverancia.
Tuve muchas experiencias en las que superé el temor. Cada día pedía a Dios que me diera mayor comprensión espiritual con el fin de obtener fortaleza espiritual y para superar mis errores.
Viví una experiencia notable cuando tuve una seria alteración orgánica, la cual se manifestó en una fuerte hemorragia de sangre que consumía mis energías. En estas circunstancias, resolví comunicarme con una practicista de la Ciencia Cristiana.
Una tarde, me preparé para visitarla; mas cuando puse la llave en la puerta de calle para cerrarla, me vino con mucha claridad el pensamiento de que yo debía sanarme con mis propios esfuerzos. Saqué la llave de la puerta y volví a entrar, y me senté a estudiar el resto de la tarde.
Estudié la Lección Bíblica tres veces al día y afirmé con insistencia "la exposición científica del ser", que aparece en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy.
Poco a poco, mi temor comenzó a desaparecer, la hemorragia de sangre comenzó a disminuir, hasta que tuve una completa curación.
La Ciencia Cristiana es una religión sanadora, y es un privilegio conocerla y practicarla. Debemos adorar a Dios con toda gratitud. Por mi experiencia personal puedo decir que la gratitud abre las puertas del cielo, y casi todas las semanas en las reuniones de testimonios me pongo de pie para dar gracias a Dios por todos Sus beneficios, y me esfuerzo por poner en práctica esos talentos con los cuales El nos bendice tan generosamente.
Gracias de todo corazón a nuestro Maestro, Cristo Jesús, y a su devota seguidora, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, la Sra. Eddy, quien nos guió a una mejor comprensión de Dios.
Montevideo, Uruguay
