Relatos de curación
Hace algunos años, tuve un tumor de gran tamaño. Los médicos decían que debía ser operado de inmediato, de lo contrario, mi vida peligraba.
He comprobado que cuando confío en Dios y aplico las enseñanzas de la Ciencia Cristiana, mi vida cambia por completo. Cuando entré en la universidad empecé a aumentar de peso.
Conocí la Ciencia Cristiana porque en una Navidad a mi madre le regalaron una suscripción al Christian Science Sentinel. Una amiga que mi madre tenía desde su niñez, y que había sido Científica Cristiana toda su vida, siempre se hallaba disponible cuando mi madre la necesitaba.
En el Salmo 107 (versículos 2 y 14) leemos: "Díganlo los redimidos de Jehová, los que ha redimido del poder del enemigo .
Mi niñez fue muy desdichada, y empecé a preguntarme, cada vez más, cuál era en realidad el significado de la vida. Aunque concurría a una iglesia cristiana y a una Escuela Dominical, con el tiempo comencé a sentirme muy insatisfecho.
En el año 1970 conocí la Biblia, que nunca había leído, si bien mi familia pertenecía a una determinada religión. La Biblia me la obsequió una compañera de trabajo.
Aun cuando era niña rehusaba creer que Dios, nuestro Padre, había maldecido a toda la humanidad a causa de las faltas cometidas por Adán y Eva. Finalmente, también perdí la fe en las medicinas materiales, ya que mis enfermedades reaparecían y no eran sanadas.
Estoy agradecida por el cuidado de Dios para con mi familia. He aprendido que su cuidado nunca está ausente y que nunca se acaba.
Hace ya muchos años, cuando era una joven madre con dos hijas, yo sufría de severos dolores abdominales. Los diagnósticos médicos variaban entre embarazos tubulares, quistes y útero malformado.
Cuando mis padres conocieron la Ciencia Cristiana yo tenía diez años, y la he practicado desde entonces. Hemos tenido toda clase de curaciones.