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Criado en la Ciencia Cristiana, siempre he sido...

Del número de mayo de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Fui criado en la Ciencia Cristiana y siempre he estado consciente de sus principios básicos, aunque no dependí grandemente de ellos hasta hace poco. Aun ahora me doy cuenta de cuánto más hay que aprender de las lecciones que Cristo Jesús enseñó, y que nuestra Guía, Mary Baker Eddy, explica tan bien en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras.

Durante muchos años, consideré mi profesión como un fin en sí mismo que definía mi existencia. Esto me llevó a cambiar de profesión muchas veces y a un rápido descontento con la mayoría de los empleos. El resultado fue una infelicidad en general con mi vida, que se manifestó en problemas de salud tales como constantes resfriados y dolores de cabeza, así como uso excesivo de la bebida. 

Fue solamente después de una época muy difícil que volví a la Iglesia de Cristo, Científico. Hubo dudas y luchas durante esos primeros años, pero una vez que tomé esa decisión, no me volví atrás. Hubo curaciones significativas de dificultades en relaciones personales, así como de los problemas antes mencionados, que me hicieron dar cuenta de cuánto habían llegado a significar para mí la Ciencia Cristiana y Dios. 

Esto me llevó a una renovada confianza en Dios y en Su disposición para guiarme y darme valor para embarcarme en el sendero de una nueva carrera. Sin embargo, hace tres años me encontré sin trabajo y con muy pocas esperanzas. Dejar mi puesto anterior había sido una decisión difícil.  No obstante, yo había terminado recientemente mi instrucción de clase Primaria de la Ciencia Cristiana, y estaba preparado para enfrentar nuevos desafíos.

Leer una biografía de la Sra. Eddy me enseñó justamente cómo ella se apoyaba enteramente en Dios para que la guiara en su vida diaria. Este ejemplo sirvió como recordatorio para esperar la dirección de Dios, disciplinar mi pensamiento, así como mis acciones, y tener fe en la capacidad de Dios para satisfacer cada una de nuestras necesidades.

Ciencia y Salud y las Lecciones Bíblicas, que aparecen en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, me sirvieron de guía. Este período se transformó en un maravilloso desarrollo espiritual en el cual aprendí a considerar los desafíos como oportunidades para un mayor crecimiento. 

Dediqué mucho estudio a saber que, como en verdad somos el linaje espiritual de Dios, siempre estamos en nuestro lugar correcto, y que Él nos da provisión y nos guía. Las necesidades de mi familia fueron satisfechas, y me dediqué enteramente a cumplir, como podía, mi primera obligación como empleado de Dios: ser la mejor expresión posible del hombre de Dios.

Esto me brindó algunas oportunidades para hacer trabajo voluntario en beneficio de nuestras escuelas locales, y de una organización de arte. Fui seleccionado para servir como director de los dos grupos y desempeñé una función importante al organizar algunos esfuerzos exitosos en ambos.

A pesar de estos buenos resultados, mi curación todavía no era completa. Aún revisaba en los periódicos la sección de empleos en busca de cada empleo del que tenía conocimiento, y enviaba solicitudes para puestos que no tenían nada que ver con mi experiencia. Todavía me sentía algo incompleto. 

Una semana, la Lección Bíblica incluía el pasaje que narra cuando Jesús sana al hombre paralitico en el estanque de Betesda (ver Juan 5: 2). Como muchos otros, este hombre estaba junto al estanque en espera de que un ángel provocara el movimiento de las aguas, para que aquellos con aflicciones pudieran precipitarse al estanque y ser sanados. Sin embargo, solo uno podía sanar cuando el agua se movía. Este pobre hombre había estado esperando junto al estanque durante años, pero sus autoimpuestas limitaciones le impedían entrar en él antes que los demás.

Pensé que, los que buscamos empleo, somos como él. Esperamos con nuestra mirada fija en el estanque de oportunidades de trabajo, y cuando percibimos una pequeña onda, o una vacante, todos nos precipitamos a enviar una solicitud. Sin embargo, solamente uno de nosotros puede ser empleado. En el caso del hombre lisiado, Jesús le mostró que era necesario que desviara su mirada del estanque y se volviera a Dios y Su Cristo, antes que nada. El resultado fue que el hombre sanó instantáneamente. 

Como ese hombre, me di cuenta de que era tiempo de que yo desviara mi mirada del estanque de oportunidades de empleo y me volviera a Dios. Cuando me volví primero a Dios, me sentí realmente cómodo al apoyarme en  Él. Me sobrevino un sentido de calma y sentí que estaba en mi lugar correcto, haciendo el trabajo de Dios. 

A las pocas semanas, terminé mis responsabilidades más perentorias con la escuela y la organización de arte. Entonces recibí una llamada de una fuente inesperada con respecto a un trabajo vacante. Era el puesto perfecto para mí. Me fue posible contribuir inmediatamente a la capacidad de la organización para responder a grandes desafíos financieros y competitivos.

Al año, me ofrecieron la oportunidad de postularme por elección para un puesto de tiempo parcial, como resultado de mis esfuerzos por las escuelas. Durante la campaña, mantuve en silencio mi compromiso de ser, de la mejor manera posible, una persona que expresaba las cualidades del hombre de Dios. Ahora ocupo ese puesto, y puedo contribuir a mi comunidad en formas aun mayores.

Mi puesto de tiempo completo llevó a que me ascendieran a director de la organización. Es decir, mi copa está rebosando. 

Desde esta curación, constantemente me recuerdo a mí mismo que debo mirar fuera del estanque de Betesda y volverme primera y fundamentalmente a Dios al tomar todas mis decisiones. Estoy eternamente agradecido a la Ciencia Cristiana por la guía que me ha brindado. 

Fred R. Colby
San Diego, California, EUA

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