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Mi Madre Supo de la Ciencia Cristiana...

Del número de febrero de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mi Madre Supo de la Ciencia Cristiana cuando yo era una niña pequeña. Entonces me registró a mí, a mi hermanita y a mis hermanitos en una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Allí aprendí que Dios es Amor y que siempre responde a todas nuestras necesidades. Esta verdad me ha guiado toda mi vida.

Por medio del estudio y la práctica de la Ciencia Cristiana he tenido muchas curaciones. Hace varios años, una noche usé una olla para hervir agua. No me di cuenta de que la llama alcanzaba el mango de la olla y al agarrarlo me quemé gravemente.

Tanto yo como una amiga que me acompañaba recurrimos inmediatamente a las verdades que habíamos aprendido en la Ciencia Cristiana. Comprendí que Dios es Amor omnipresente y que con El no puede haber accidentes; que Dios gobierna al hombre y que Su creación es armoniosa y no puede ser perturbada por ninguna clase de discordancia. Me aferré a estas verdades, y mi amiga me leyó por un rato del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy.

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