Fueron Los Testimonios de curación que leí en los ejemplares del Heraldo los que despertaron mi interés en la Ciencia. Leerlos me permitió ver con claridad cómo se practicaba la Ciencia Cristiana, cómo la Verdad divina se aplicaba a toda situación, y cómo los que testificaban confiaban en Dios. Todo eso era nuevo para mí.
En una sucesión bastante rápida leí el libro Ciencia y Salud escrito por la Sra. Eddy, y la Biblia, me hice miembro de La Iglesia Madre, y tomé instrucción en clase Primaria de la Ciencia Cristiana, pues mi deseo inmenso era comprender la Ciencia. Después de haber buscado toda la vida el significado de la vida, por fin sentí que había encontrado la casa edificada "sobre la roca" de la cual habló Cristo Jesús (Mateo).
Mi vida cambió completamente. Poco a poco, comencé a liberarme de un sentido de responsabilidad que me oprimía, de aferrarme al pasado, del temor de cometer errores, y sentimientos de incompetencia, inseguridad, dependencia, auto-condenación, justificación propia, y así sucesivamente.
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