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Fueron Los Testimonios de...

Del número de enero de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Fueron Los Testimonios de curación que leí en los ejemplares del Heraldo los que despertaron mi interés en la Ciencia. Leerlos me permitió ver con claridad cómo se practicaba la Ciencia Cristiana, cómo la Verdad divina se aplicaba a toda situación, y cómo los que testificaban confiaban en Dios. Todo eso era nuevo para mí.

En una sucesión bastante rápida leí el libro Ciencia y Salud escrito por la Sra. Eddy, y la Biblia, me hice miembro de La Iglesia Madre, y tomé instrucción en clase Primaria de la Ciencia Cristiana, pues mi deseo inmenso era comprender la Ciencia. Después de haber buscado toda la vida el significado de la vida, por fin sentí que había encontrado la casa edificada "sobre la roca" de la cual habló Cristo Jesús (Mateo).

Mi vida cambió completamente. Poco a poco, comencé a liberarme de un sentido de responsabilidad que me oprimía, de aferrarme al pasado, del temor de cometer errores, y sentimientos de incompetencia, inseguridad, dependencia, auto-condenación, justificación propia, y así sucesivamente.

Sin embargo, no siempre fue fácil liberarme de la montaña de teorías humanas y de las tales llamadas leyes, y confiar en Dios. Fue necesario echar a un lado el enorme orgullo para poder corregir lo que necesitaba corrección. Muchas veces me encontraba hablando de la Ciencia y me daba cuenta de que realmente no la estaba practicando. Hasta hubo momentos en que pensé darme por vencida, y abandonar la Ciencia. Pero en esos momentos me preguntaba: "¿Para regresar adonde estaba?" Mi contestación siempre fue "¡Nunca!"

La paz que hallé a través de mi estudio de la Ciencia Cristiana se expresa muy bien en las siguientes palabras de un himno del Himnario de la Ciencia Cristiana:

Paz en que habla a nuestra mente
El Espíritu inmortal;
Paz que emana cual corriente
De la Vida celestial.

Tuve muchas curaciones, a veces con la ayuda de dedicados practicistas de la Ciencia Cristiana, en otras ocasiones por mi propia cuenta. También fui testigo de curaciones de otros Científicos Cristianos, y en todas estas curaciones el poder y la eficacia de la ley de Dios fueron confirmados. Mis curaciones han incluido todo tipo de situaciones: negocios, viajes, enfermedades y relaciones humanas. Y he experimentado protección en las ocasiones más diversas.

Hace poco, antes de salir en un viaje en avión, devotamente reconocí el control del Amor como la única ley en actividad para todos. Cuando el avión estaba listo para salir, se descubrió un defecto muy serio en una de las alas, y fue necesario cambiar de avión. La protección fue total, y el viaje subsiguiente fue perfecto.

Fui testigo de la curación instantánea de mi esposo cuando tuvo un cólico. Uno de mis hijos se sanó de una verruga después de reconocer que ésta no formaba parte de él porque verdaderamente era el hijo perfecto de Dios. A los pocos días, la verruga se desprendió, y para esa noche no quedó huella alguna en el lugar donde había estado.

En una ocasión, tuve conjuntivitis en un ojo cuando la condición se estaba propagando en mi ciudad. Estudié mucho sobre el verdadero sentido de la visión, y traté de percibir y apoyarme en el hecho de que el hombre es la idea de Dios, completamente espiritual, gobernado solamente por las leyes de Dios, y que, por lo tanto, no está sujeto, ni por un instante, a ninguna creencia material o ley humana. La curación fue completa.

A comienzos de mi estudio de la Ciencia, aunque había sido testigo de varias curaciones, no sabía verdaderamente cómo sucedían. Esto me consternaba mucho, y comencé a orar para tener un mejor entendimiento. Al orar recordé que la Ciencia enseña que la enfermedad es un sueño. Me di cuenta de que después de que tenemos un mal sueño, no miramos continuamente o con temor al cuerpo para ver si hemos sido sanados de lo que ocurrió en el sueño, y tampoco nos preocupamos de que vaya a volver a ocurrir. Sabemos que fue un sueño y que no era real. Esto me ayudó a comprender la curación de la ilusión del pecado y de la enfermedad que se obtiene a través de la Ciencia Cristiana.

Estoy muy agradecida a Dios por Su amor eterno, por las enseñanzas de Cristo Jesús y su obra inestimable, y muy agradecida también a Mary Baker Eddy por establecer la Ciencia Cristiana en el mundo. Siento que esta Ciencia es verdaderamente la escalera cuyo "extremo tocaba en el cielo" (Génesis), por la cual la gente llega a conocer la Verdad.


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