
Relatos de curación
Mi vida entera ha sido bendecida por la Ciencia Cristiana. De niña tuve muchas curaciones, tanto mediante la oración de mis padres y de practicistas de la Ciencia Cristiana como por mis propias oraciones.
Me siento agradecida porque mi madre haya comenzado a estudiar la Ciencia Cristiana antes de mi nacimiento. Como consecuencia, desde el principio de mi vida fui sanada y protegida por la comprensión de la bondad y el amor de Dios.
Las palabras no son adecuadas para expresar mi profunda gratitud por la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) y por las bendiciones y curaciones que he experimentado. Empecé a estudiar esta Ciencia porque una amiga me invitó a asistir a los servicios religiosos de un grupo de Científicos Cristianos que se reunían en Java central.
He sido estudiante de Ciencia Cristiana desde hace unos cincuenta años, y estoy muy agradecida por todas las curaciones que he tenido. La primera curación que tuve en la Ciencia Cristiana fue de corazón dilatado y de un problema en las válvulas.
Un día, cuando tenía doce años, de pronto sentí un dolor tremendo y me llevaron de inmediato al hospital donde se diagnosticó que tenía escarlatina y osteomelitis. Los médicos dijeron que tenían que amputarme la pierna derecha para salvarme la vida.
Comúnmente se cree que la persona que se ha vuelto alcohólica nunca va a sanar completamente del alcoholismo, sino que más bien, se “mejora” un poco diariamente. Comparto este testimonio con la esperanza de que pueda ayudar a alguien a sanarse completa y permanentemente del alcoholismo como me ocurrió a mí.
Como la hermana de Bart van Eck, y como testigo de esta hermosa curación, estoy muy agradecida, y muy contenta de confirmar su testimonio. Después que él fue dado de alta del hospital naval, pude vivir con él y proporcionarle cuidado y compañía la mayor parte del tiempo en que se estaba produciendo la curación.
He sido Científico Cristiano toda mi vida, y la he amado a cada paso del camino. Durante mi niñez y adolescencia, tuve muchas curaciones convincentes, algunas con ayuda de un practicista de la Ciencia Cristiana por medio de la oración y otras solamente por medio de mi propio tratamiento espiritual.
“Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:2). Desde pequeña acostumbraba leer la Biblia.
La Ciencia Cristiana me ha dado en la vida gran iluminación y enriquecimiento. El haber criado a mis dos hijos en esta Ciencia nos ha traído regocijo, buenas relaciones y maravillosas soluciones a los problemas.