Nuestra Hijita Menor estaba llorando porque nadie en la familia podía entender lo que estaba diciendo. Sabíamos que algo se le había caído del bolsillo, algo especialmente precioso para ella. Yo oraba con el deseo de ayudarla, y eso era algo que toda la familia tenía que hacer con frecuencia al comunicarse con ella. Anhelábamos que se sanara de una seria dificultad que le impedía hablar claramente. Al orar por ella, yo percibía que quien tuviera una dificultad para hablar podía liberarse de ella. Era muy consolador tener fe en que nuestras oraciones incluían a todos, y podían bendecir a nuestros hijos y a todos los demás.
Desde el momento en que la niña comenzó a hablar, la mayor parte del tiempo apenas podíamos adivinar lo que estaba diciendo. Como Científica Cristiana yo sabía que la belleza y perfección de Dios eran expresadas por nuestra hijita en su verdadero ser, la imagen espiritual de Dios. Este hecho divino tenía que probarse por medio de la práctica de las verdades espirituales que la Biblia y la Ciencia Cristiana enseñan.
A medida que oraba para ayudar a la niña a encontrar lo que había perdido, noté un librito pequeño en cuya cubierta aparecía la fotografía de una autora importante con su hija. En la fotografía la niña estaba abrazando a la madre. Al pensar en las palabras pronunciadas por nuestra hijita y que no podíamos entender, me vino a la mente la palabra abrazando. Entonces le pregunté a la niña si ella nos estaba diciendo que había perdido una foto de una niñita abrazando a su madre. Muy contenta asintió con la cabeza. Sus lágrimas se convirtieron en sonrisas cuando finalmente recibió la anhelada respuesta y la foto.
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