Deseo expresar mi profunda gratitud por la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), y por cómo ha bendecido a mi familia y a mí con amor, progreso y salud. Conocí la Ciencia cuando era adolescente, mientras vivía en mi país natal, Cuba, y estoy agradecida por las profundas raíces espirituales establecidas cuando asistía a mi primera iglesia filial.
En 1964, me encontraba en un hospital sufriendo de complicaciones en el embarazo. Me pidieron que me hiciera muchos exámenes y rayos X (aunque no me dieron medicamentos), pero permanecí confiada a través de esos procedimientos porque tenía conmigo la Biblia y Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, así como también algunos ejemplares de El Heraldo de la Ciencia Cristiana (edición en español). Las verdades espirituales de estos libros y revistas me confortaron. Después de muchos y extensos exámenes, un médico me informó, muy seriamente, que había muy pocas posibilidades de que el niño y yo sobreviviéramos el alumbramiento.
Yo no estaba preparada para este pronóstico, pero mi ayuda estaba a la mano. Al mover la cabeza, mis ojos se posaron en la cubierta posterior de un ejemplar del Heraldo, donde leí en grandes letras negras: "Este libro puede salvar su vida". El libro a que se refería era el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. No hubo temores ni lágrimas; inmediatamente supe, basándome en las verdades espirituales de Ciencia y Salud, que el niño y yo estaríamos perfectamente bien.
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