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Lo que me atrajo al principio a la Ciencia Cristiana fue una...

Del número de septiembre de 1990 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Lo que me atrajo al principio a la Ciencia Cristiana fue una curación que tuvo mi padre. Durante la depresión en la década de 1930, el negocio que mi hermano y yo administrábamos estaba con problemas financieros y nos dijeron que la Ciencia Cristiana podría ayudarnos. Empezamos a estudiar la Lección Bíblica y en seguida le pedimos a un practicista de la Ciencia Cristiana que orara por nosotros. Uno de los primeros pensamientos que él compartió con nosotros fue que nuestra necesidad real no era de dinero, sino de ideas correctas, que siempre se originan en Dios.

Mientras trabajábamos y orábamos para tener ideas correctas, nuestro negocio comenzó a mejorar y pudimos saldar nuestras deudas. Nuestros acreedores cooperaron mucho, lo que nos permitió cumplir con las obligaciones que teníamos con ellos. Nuestro negocio se convirtió en una firma bien establecida en nuestra comunidad, y gozamos de muchos años de éxito. Hubo momentos a lo largo del camino durante los cuales tuvimos que vencer dificultades, pero la Ciencia Cristiana siempre suplió nuestras necesidades.

Agradezco que mi esposa sea Científica Cristiana, y que hayamos podido ayudar a nuestros hijos mediante la práctica de esta Ciencia durante los años de su crecimiento. Como resultado de la oración, los niños tuvieron curaciones de todo tipo: una curación, durante la noche, de ampollas producidas por la exposición al sol, la eliminación de un tumor facial y una rápida recuperación de una aparente neumonía.

Tuve dos curaciones instantáneas de serias condiciones físicas. Una de ellas fue cuando me sentí libre de una dolorosa condición que se produjo después de haber pasado varias horas, sin darme cuenta, en un cuarto donde había una estufa con escapes de gas. La otra fue cuando sané de un dolor de espalda que me impedía que me sintiera cómodo en cualquier posición.

También estoy agradecido por haber sanado del deseo de fumar. Esta curación se efectuó cuando tomé la decisión de que nada podía impedirme solicitar ser admitido como miembro de la iglesia filial local. La curación fue inmediata. Agradezco también por ser miembro de La Iglesia Madre, por haber tomado instrucción en clase de Ciencia Cristiana, y por todas las oportunidades que he tenido de trabajar en varios cargos en una filial de la Iglesia de Cristo, Científico.


Las experiencias que relató mi marido son verdaderas. Con mucha sabiduría y amor, él me ayudó a que aceptara la Ciencia. Recuerdo bien los esfuerzos y progresos realizados. Nuestros hijos fueron sanados como él lo ha descrito, y hubo también otras curaciones. La Ciencia Cristiana es, evidentemente, una enseñanza lógica y demostrable.

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