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Estoy profundamente agradecida por las curaciones que experimenté...

Del número de julio de 1990 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Estoy profundamente agradecida por las curaciones que experimenté durante un momento de prueba, y escribo este testimonio con la esperanza de que pueda ayudar a otros.

Poco después del nacimiento de nuestro segundo hijo, nos mudamos con nuestra familia a una ciudad donde estaba la universidad, para que mi esposo continuara su trabajo como graduado. Yo había sido maestra profesional de música, pero por medio de una comprensión más profunda de la generosidad y la provisión de Dios, pude dedicarme tiempo completo a cuidar mi hogar, que había sido un deseo atesorado.

Varios meses después de estar establecidos en nuestra nueva vida (en una ciudad donde no conocíamos a nadie), mi esposo me dijo que era homosexual. No mucho después él se mudó de la casa, dejándome sola con dos niños pequeños. Tuve que superar muchas cosas. Perdí gran cantidad de peso, estaba sumamente nerviosa y deprimida, sentía que nadie me amaba y pensaba en el suicidio. En fin, estaba tratando de sobrevivir día a día.

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