Estoy profundamente agradecida por las curaciones que experimenté durante un momento de prueba, y escribo este testimonio con la esperanza de que pueda ayudar a otros.
Poco después del nacimiento de nuestro segundo hijo, nos mudamos con nuestra familia a una ciudad donde estaba la universidad, para que mi esposo continuara su trabajo como graduado. Yo había sido maestra profesional de música, pero por medio de una comprensión más profunda de la generosidad y la provisión de Dios, pude dedicarme tiempo completo a cuidar mi hogar, que había sido un deseo atesorado.
Varios meses después de estar establecidos en nuestra nueva vida (en una ciudad donde no conocíamos a nadie), mi esposo me dijo que era homosexual. No mucho después él se mudó de la casa, dejándome sola con dos niños pequeños. Tuve que superar muchas cosas. Perdí gran cantidad de peso, estaba sumamente nerviosa y deprimida, sentía que nadie me amaba y pensaba en el suicidio. En fin, estaba tratando de sobrevivir día a día.
Las palabras no pueden expresar la profunda gratitud que siento por la practicista que trabajó y oró conmigo, cuando mi necesidad era tan grande. Para mí ella personificó el siguiente pronunciamiento de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy (pág. 367): "La palabra tierna y el aliento cristiano que se da al enfermo, la compasiva paciencia con sus temores y la eliminación de los mismos, son mejores que hecatombes de teorías verbosas, la repetición de discursos trillados ajenos y la limosna de argumentos, que no son sino tantas parodias de Ciencia Cristiana legítima, que arde de Amor divino".
El trabajo diario con la practicista y el estudio diligente de la Biblia y los escritos de la Sra. Eddy, además de la inspiración que recibí de las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana, me trajeron de regreso a la luz del Cristo, la que realmente nunca había dejado de iluminar mi consciencia. Oré todos los días con "Una Regla para móviles y actos" del Manual de La Iglesia Madre, por la Sra. Eddy (Art. VIII, Sec. 1) y también con el artículo "Amad a vuestros enemigos" de Escritos Misceláneos por la Sra. Eddy (págs. 8-13). Ambos escritos me brindaron grandes enseñanzas y bendiciones.
La amargura fue reemplazada con perdón y amor. Los pensamientos de suicidio y la depresión, que parecía ser mi compañera permanente, fueron reemplazados con la felicidad. Por mí misma descubrí la verdad de lo que se expresa en Ciencia y Salud (pág. 57). "La felicidad es espiritual, nacida de la Verdad y el Amor". Poco a poco, por medio de la oración, yo estaba llena con un genuino sentido de propósito, que se manifestó a través del trabajo que desempeñé en mi iglesia filial, en un número de diferentes formas, entre ellas como solista, presidenta del comité de conferencias y bibliotecaria de la Sala de Lectura. Comencé a sentirme verdaderamente completa, saludable y feliz otra vez. Me di cuenta de las promesas de la Biblia (Daniel 6:16): “El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre”.
Durante este período, consagré todo mi tiempo y pensamiento a mis dos hijos y a mi iglesia, pero anhelaba adquirir un sentido más equilibrado de hogar y compañerismo. Tres semanas después de obtener el divorcio, conocí al hombre que más tarde se convertiría en mi esposo. Este hombre abiertamente me expresó un gran apoyo, paciencia, amor, humor y cooperación, cualidades esenciales para un esposo y padre. Ahora estamos felizmente casados y tenemos una hermosa niñita. Los dos estamos seguros de que Dios dirige nuestras vidas, y creemos que esa dirección nos guió el uno hacia el otro.
Los hijos de mi primer matrimonio están contentos y saludables, y tienen una amorosa relación con ambos padres. También estoy contenta al poder expresar que con mi anterior esposo mantengo una relación de respeto mutuo, y compartimos de manera armoniosa las responsabilidades respecto de nuestros hijos.
Esta experiencia me ha enriquecido y dado fortaleza con el reconocimiento de la pureza y la santidad del hombre de Dios. Junto al título marginal “La visión se abre” están estas palabras de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy (pág. 428): “Quitar del pensamiento confianzas equivocadas y testimonios materiales a fin de que aparezcan las verdades espirituales del ser, ése es el gran logro por el cual eliminaremos lo falso y daremos entrada a lo verdadero”. Doy gracias a Dios por el progreso que he obtenido al adquirir esta comprensión.