
Relatos de curación
Me interesé en la Ciencia Cristiana cuando estaba próxima a cumplir veinte años y vivía en el extranjero. Estaba sumida en una total pobreza, sin ninguna posibilidad de aparente mejoría.
Un día, cuando era alumna mayor de la Escuela Dominical de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, mi maestra observó que yo estaba mirando fijamente una profunda quemadura que tenía en mi mano, que fue resultado de que me cayera aceite caliente. Cada vez que la herida comenzaba a sanar, se abría de nuevo.
Hace varios años, cuando nuestras hijas eran pequeñas, mi esposo y yo trajimos a nuestro hogar a un familiar que era inválido y que no era Científico Cristiano. Comencé a sentirme muy agobiada por esta nueva responsabilidad.
Mi gratitud por la Ciencia Cristiana no tiene límite. Estoy muy agradecida por haber sido criada en una familia donde la aplicación de las enseñanzas de esta Ciencia maravillosa era nuestra forma de vida y por las innumerables bendiciones recibidas a través de mi compromiso con el movimiento de la Ciencia Cristiana.
Cada seis meses, cuando el tema de la Lección Bíblica, ”Dios, preservador del hombre”, aparece publicado en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, doy gracias por las demostraciones que he tenido del poder protector y preservador de Dios. Una experiencia en particular se mantiene viva en mi memoria.
Antes de conocer la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) , me sentía sola y desesperada. Había sido clasificada siquiátricamente como esquizofrénica, maniática depresiva y que tenía tendencias sicóticas.
Mientras criaba a una familia de cinco hijos, las muchas curaciones que tuvimos hicieron que estas palabras del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, fueran muy reales para mí (pág.
Fue la conversación con una amiga, concerniente a su lucha con el alcoholismo, lo que me alertó para que yo orara acerca de la verdadera naturaleza del hombre como el hijo espiritual de Dios. Este devoto trabajo metafísico resultó en la curación de una dificultad de la que yo estaba padeciendo.
Estoy infinitamente agradecida a Dios por el amor constante e ilimitado que día a día nos bendice. Por medio de Sus ángeles — Sus pensamientos espirituales — podemos disipar el temor y toda creencia de limitación.
Conocí la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) por mi esposo que comenzaba a estudiar esta Ciencia cuando nos casamos. Al comienzo yo sentía antagonismo por estas enseñanzas.