Una mañana, desperté escuchando en mi pensamiento las palabras del Himno 207, escrito por la Sra. Eddy (ver Himnario de la Ciencia Cristiana). Durante todo el día, estas palabras del himno continuaban viniendo a mi pensamiento:
Gentil presencia, gozo, paz, poder,
divina Vida, Tuyo todo es.
Amor, que al ave Su cuidado da,
conserva de mi niño el progresar.
Esa noche comprendí por qué este himno, titulado "Oración vespertina de la Madre", había vuelto a mi pensamiento con tanta insistencia. Mi hija, al regresar tarde a casa, después de haber trabajado horas extras en su trabajo, que queda en una ciudad cercana, me dijo que había tenido un accidente con el auto. Su auto se había volcado, pero ella había salido completamente ilesa, y el único daño que tuvo el auto fue que perdió un poco de aceite. Juntas agradecimos a Dios por Su protección.
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