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Estoy agradecida por las muchas curaciones que he tenido como...

Del número de septiembre de 1989 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Estoy agradecida por las muchas curaciones que he tenido como resultado del estudio de Ciencia Cristiana.

Cuando estaba en la escuela secundaria dejé de menstruar, y tenía un serio desorden con mi apetito. Yo no estaba practicando la Ciencia Cristiana entonces, aunque asistía a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. En la universidad, por medio de lo que había aprendido en la Ciencia, comencé a recurrir a Dios en busca de respuestas a mis problemas, y ocasionalmente llamaba a una practicista de la Ciencia Cristiana para que me ayudara.

La practicista oraba por mí y usualmente me refería a pasajes específicos en la Biblia y en los escritos de la Sra. Eddy para que yo estudiara. Yo estaba aprendiendo más sobre mi verdadera identidad espiritual como hija de Dios, y me esforzaba por expresar las cualidades espirituales derivadas de Dios en todo lo que hacía.

Continué orando diariamente por mí misma, y persistí en obtener una mayor comprensión de Dios, Espíritu. Finalmente, sané completamente. Mi ciclo menstrual volvió a su normalidad y hasta ahora ha permanecido así por varios años.

Durante el año 1986, sentí bastante temor al descubrir un crecimiento en mi boca. Oré acerca de esto, y pedí a una practicista que orara por mí. En mis oraciones reconocí que el verdadero ser del hombre es inmortal, perfecto, espiritual, sin temor y completo. Versículos de la Biblia fueron de mucha utilidad. Entre ellos estaban incluidos estos: “Señor abre mis labios, y publicará mi boca tu alabanza” (Salmo 51:15); y “En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado; no temeré; ¿qué puede hacerme el hombre?” (Salmo 56:4.)

Al tomar inventario de mi vida y de mis pensamientos, me di cuenta de que necesitaba hacer un mayor esfuerzo por dejar que brotara el regocijo en vez del sufrimiento, el amor en vez del odio, la confianza en vez del temor, el perdón en vez de la condenación y la tolerancia en vez de la crítica.

Con más diligencia vigilé mis pensamientos y acciones. Empecé a comprender que el error no es parte de la verdadera condición espiritual de nadie. Lo que yo había aceptado como la verdad para mí era la verdad para otros. Continué manteniendo que el hombre es la perfecta expresión de Dios. Muy pronto, el crecimiento de la boca desapareció y sané completamente.

Estoy muy agradecida por lo que aprendí acerca de Dios y del hombre durante esta experiencia. También estoy agradecida por el apoyo amoroso, firme y fiel de la practicista. Cada concepto correcto contribuyó a mi comprensión y convicción de la nada de la evidencia material y de la realidad de la perfecta sustancia espiritual. Estoy muy agradecida porque la oración sincera en la Ciencia Cristiana sí sana.


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