Era un hermoso sábado por la mañana, y, como de costumbre, estaba dando un paseo en bicicleta. Estando a pocos kilómetros de casa, choqué contra un automóvil. Iba a unos 30 kilómetros por hora cuando un auto se me cruzó. Al chocar contra el auto fui lanzada por encima de él. Cuando me puse de pie después del impacto, mis pensamientos se llenaron de muchas de las verdades espirituales que había aprendido en mi estudio de Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens). Permanecí en calma y les aseguré a los que se habían reunido a mi alrededor que me encontraba bien.
Cuando llegué a casa llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana. Me dijo que oraría por mí, y me dio estas dos frases de la página 473 de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, para que trabajara con ellas: “El Principio-Dios es omnipresente y omnipotente. Dios está en todas partes, y nada fuera de El está presente ni tiene poder”.
El pensamiento que tuve en esos momentos fue, entre otros, el reconocimiento de que no podemos estar fuera del universo de Dios. No hay poder opuesto a Dios que pueda hacer daño a Su creación. Al meditar sobre estas verdades, la hinchazón y las magulladuras simplemente desaparecieron. Me fue posible continuar con el resto de mis actividades diarias con total libertad, y pude concurrir al culto religioso de una iglesia filial al día siguiente sin evidencia alguna de la lesión. Estoy profundamente agradecida por esta hermosa curación, pero aún hay más.
Como resultado de esta experiencia, desperté a la necesidad que tenía de otra curación. Estaba envuelta en una relación que no era correcta, y había estado viviendo sólo de acuerdo con las normas que me gustaban, o que pensaba eran convenientes. Ahora sentía un fuerte deseo de corregir esta situación.
Expresé a mi novio lo que sentía, y le dije que tendría que mudarse. También le dije que si deseaba que nuestra relación continuara, tendría que ser sin relaciones sexuales. Aunque no comprendió este cambio repentino, aceptó mudarse y nos separamos. Pronto comenzó una “nueva” relación con él. Esta vez estaba firmemente basada en la pureza y la comprensión mutua. En esta forma fue creciendo y culminó en matrimonio.
Poco después de cambiar mi estilo de vida, las Lecciones Bíblicas, cuyas citas aparecen en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, cobraron vida una vez más para mí. Comencé a concurrir otra vez asiduamente a los cultos religiosos de una iglesia filial y participé activamente como miembro.
A veces, parecería que tenemos que darnos contra una pared para despertar de los sueños. Tuve que aprender que jamás había estado fuera del cuidado de Dios. Siento que no hubo pérdida de tiempo, solamente siento gratitud por haber vuelto, por estar despierta, activa, y por ser tan amada por el Amor divino.
Estoy inmensamente agradecida por este despertar, por las curaciones que he tenido en la Ciencia, por ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial, y por haber tomado instrucción en clase.