
Relatos de curación
Antes de tener conocimientos de la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) hace unos ocho años, no sabía lo que significaba ser realmente feliz y estar contenta. Sentía solamente que la vida estaba llena de desilusiones, de falta de armonía en las relaciones familiares y falta de estabilidad económica, lo cual hubiera podido afectar mis estudios.
Hace algunos años me molestaban muchas clases de malestares y dolores que parecían causar enfermedades de una o otra clase. En ese entonces yo no era estudiante de la Ciencia Cristiana, pero teníamos algunas amistades que lo eran.
Puedo afirmar categóricamente que como consecuencia de haber conocido y adoptado las enseñanzas de la Ciencia Cristiana como norma en mi manera de vivir, he nacido de nuevo en el Espíritu. Desde mi adolescencia había sentido una constante inquietud por encontrar un camino que me condujera a conocer realmente a Dios.
Cuando era joven, siempre estaba buscando y buscando la razón de la existencia. La carencia, la desdicha y la guerra parecían ser el tema de la época.
Deseo hoy expresar mi gratitud por la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) y por una vida llena de felicidad, satisfacción y armonía. Hace años, cuando era muy chica, me enfermé gravemente.
La primera vez que oí hablar de esta Ciencia fue por medio de una conferencia de la Ciencia Cristiana anunciada en un periódico. No recuerdo el título de la conferencia, pero la palabra “curación” me llamó la atención.
A fines de un verano comencé a tener problemas en la espalda. Durante los meses siguientes el dolor se hizo cada vez más severo.
Hace algún tiempo, mientras esperaba en un restaurante, me llamó la atención un bello candelabro de cristal que colgaba del medio del techo. Al mirarlo me dí cuenta de que tenía solamente una luz en el centro pero que cada prisma de cristal reflejaba completamente la luz central, sin interferir una con la otra.
Hace algún tiempo me lastimé la rodilla. Inmediatamente llamé por teléfono a una practicista de la Ciencia Cristiana pidiéndole ayuda.
Como maestra de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) me he preguntado: “¿Entienden realmente estos alumnos la verdad, la comprenden realmente?” Por experiencia propia puedo contestar esa pregunta. Cuando la semilla de la Verdad ha sido plantada, fructificará.