Cuando llegó el momento de jubilarme‚ me sentía un poco atemorizado por el futuro. Me preguntaba cómo mi esposa y yo podríamos sobrevivir con una entrada tan reducida. Con cuánta alegría he comprobado‚ por medio de la demostración en la Ciencia Cristiana‚ que tales temores son infundados. El estudio de la Biblia y de los escritos de la Sra. Eddy‚ la asistencia regular a los cultos y reuniones‚ la participación en las actividades de una iglesia filial‚ todo lo he llevado a cabo con un verdadero deseo de bendecir a mi prójimo. Como resultado‚ no solamente he estado felizmente ocupado, sino que todas nuestras necesidades han sido satisfechas. También he aumentado mis aptitudes. Poco tiempo después de jubilarme‚ aprendí mecanografía yo solo. Esto me ha sido muy útil particularmente en mi trabajo en la iglesia.
Las palabras de la Sra. Eddy en la página 307 en Escritos Misceláneos siempre han tenido un gran valor para mí: “Dios os da Sus ideas espirituales‚ y ellas‚ a su vez‚ os dan vuestra provisión diaria. Nunca pidáis para el mañana; es suficiente que el Amor divino es una ayuda siempre presente; y si esperáis‚ jamás dudando‚ tendréis en todo momento todo lo que necesitéis”.
Mediante mis propias oraciones‚ y algunas veces con la ayuda de un practicista de la Ciencia Cristiana‚ he tenido curaciones de dificultades físicas. Estas victorias han sido causa de profundo agradecimiento a Dios. En una ocasión‚ los síntomas de influenza fueron eliminados rápidamente. En otra‚ sané casi instantáneamente de inflamación de la garganta.
La condición actual de desempleo mundial me mueve a compartir mi propia experiencia. Como lo muestra la historia‚ al comienzo de la década de los treinta‚ el desempleo habío alcanzado un alto nivel‚ prevalecía el descontento político‚ y muchos países del tercer mundo estaban amenazados por el hambre. Las dificultades que enfrentaban a la humanidad en ese entonces eran muy similares a las que causan tanta preocupación hoy en día.
En esa época‚ me había alejado de la Ciencia Cristiana. No tenía empleo y estaba prácticamente sin un centavo. Un día‚ sintiéndome desesperadamente desdichado‚ repentinamente recordé estas palabras citadas por la Sra. Eddy en Ciencia y Salud (pág. 266): “... ‘la necesidad extrema del hombre es la oportunidad de Dios’ ”. Esta declaración me indujo a buscar la ayuda de mi padre‚ que era un dedicado estudiante de Ciencia Cristiana.
Al trabajar mi padre y yo en la Ciencia para ayudarme a resolver la situación de empleo‚ se evidenció la necesidad de mejorar mi comportamiento moral. Me resolví a elevar mi nivel moral. Cristo Jesús dijo (Mateo 6:33): “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia‚ y todas estas cosas os serán añadidas”. Meditaba sobre esta admonición diariamente cuando iba a la oficina de empleos o cuando leía cuidadosamente las columnas de avisos en los periódicos.
Mi esfuerzo sincero por aplicar las reglas de la Ciencia divina a mi problema trajo resultados. A pesar de que las filas en las oficinas de empleos eran cada vez más largas‚ en pocas semanas encontré un puesto que resultó interesante y armonioso durante bastante tiempo. Me da mucho gusto decir que‚ desde entonces‚ nunca más volví a estar sin un trabajo adecuado‚ con excepción de períodos muy cortos cuando cambiaba de empleo.
Este testimonio es el tercero que me han publicado en las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana. Mi sincero deseo es que aliente a quienes no tienen empleo en la actualidad. Dios necesita a cada uno de nosotros para expresar Sus cualidades‚ y todos tenemos Su trabajo para hacer. Nuestro lugar apropiado se evidenciará al recurrir a Él mediante nuestro creciente progreso espiritual.
Cheltenham‚ Gloucestershire‚ Inglaterra
