Hace más de cincuenta años que supe acerca de la Ciencia Cristiana por primera vez. Durante este período fui maravillosamente guiado por el Amor divino. Mi único médico ha sido Dios; la única fuerza, el único poder y el único que realmente ayuda en todas las situaciones de la vida.
Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando yo era prisionero de guerra, contraje un severo reumatismo en un hombro. Comencé a encorvarme bastante al caminar, y sentía un fuerte dolor. En esa época sólo tenía cinco folletos sobre Ciencia Cristiana, y los estudiaba en mi esfuerzo por dominar mi problema.
Pero fue una oración, una callada oración a nuestro Padre celestial, lo que me trajo la curación. No fue una petición, sino el dar gracias a Dios por todo el bien que ya había recibido. Pocas semanas después, estaba perfectamente bien y podía caminar erguido otra vez. La dificultad no ha vuelto.
Estoy muy agradecido por otra curación; ésta fue de problemas de circulación, acompañados de mareos e inflamación de los pies. Llegó un momento en que no me era posible ponerme de pie sin sentir dolor. Además, sufría de una gran angustia debido a cuestiones de negocios y finanzas. Con la ayuda de una practicista de la Ciencia Cristiana este falso sentido fue destruido, y sané físicamente.
Estas palabras de nuestra Guía, la Sra. Eddy, en Ciencia y Salud (pág. 14), me dieron gran apoyo: “Estad conscientes por un solo momento de que la Vida y la inteligencia son puramente espirituales — que no están en la materia ni proceden de ella — y el cuerpo no proferirá entonces ninguna queja”. Mi pena se volvió regocijo; y los problemas asociados con mi carrera profesional y mis finanzas fueron maravillosamente solucionados.
Dios proporciona todo para Sus hijos, sólo que a veces nos falta fe en ello. Pero cuando la fe en Dios se desarrolla hasta llegar a ser una comprensión científica de Él, nosotros vemos o conocemos a Dios, y nos sentimos unidos a Él como nuestro Padre. Y naturalmente irradiamos amor.
Estoy agradecido por todas las actividades de nuestra Iglesia. La instrucción en clase de Ciencia Cristiana fue una gran bendición. Doy gracias a Dios por todo el bien que he recibido.
Bad Homburg, República Federal de Alemania
Por la presente confirmo las aseveraciones de mi esposo, como las expone en su testimonio. Yo también estoy muy agradecida a Dios por las muchas bendiciones que he recibido por medio de la Ciencia Cristiana.
