
Relatos de curación
Parecía que todo iba mal. Las finanzas, el matrimonio, los trabajos y los permisos estaban en una situación desesperada. No obstante, poner a Dios primero trajo soluciones concretas a todos estos problemas.
Todos vivimos en la atmósfera del amor de Dios, donde cada individuo está en casa.
Resolvió hacerlo mejor y perdonar al oficial, y la enfermedad pronto desapareció.
Al enfrentarse con una condición de la vista relacionada con la edad, ella oró sabiendo que tenía el derecho —y las herramientas en la Ciencia Cristiana— de “anular” esta sentencia injusta sobre su vista. Ella, de hecho, lo hizo, y está permanentemente sanada de este problema.
Cuando se le informó que sus riñones no funcionaban bien, él y su esposa se comprometieron a perseverar con la curación en la Ciencia Cristiana y no con la diálisis. Esta firme postura les dio valor. La curación es permanente.
La autora de este testimonio expresa su gratitud por el cuidado de Dios y Su presencia a cada paso del camino, y por el practicista que tan gentilmente la ayudó, la apoyó y le dio el empujoncito hacia adelante para sanar de un bulto en el muslo.
Dios nos crea como Su propio reflejo y mantiene todo lo que es verdadero acerca de nosotros, guardándonos a salvo y completos. Esta idea espiritual ayudó a este autor a sanar permanentemente de dolores abdominales agudos y de dolor en un costado a través de la oración.
Cuando la eligieron para desempeñarse como Lectora, ella supo que era hora de sanar.
Sus oraciones la llevaron a superar la impaciencia y las críticas hacia un amigo. Y su cambio de actitud resultó en la curación permanente de un sangrado constante y anormal.
Hace varios años, sin razón aparente, comencé a experimentar un insomnio agudo. Mientras que en el pasado podía quedarme dormida en cuestión de minutos, de repente tardaba muchas horas para conciliar el sueño.