Relatos de curación
A medida que cedemos mentalmente a la verdad y bondad de Dios, los efectos nocivos derivados de los errores sobre nuestra verdadera naturaleza como hijos de Dios dejan de manifestarse cada vez más. Al hacer esto con persistencia, Kaye sanó permanentemente del dolor de rodilla.
Al enfrentar temores financieros, Peter experimentó síntomas aterradores relacionados con problemas cardíacos. Sin embargo, a través del tratamiento de la Ciencia Cristiana basado en la oración científica, sanó permanentemente de los problemas financieros y la condición cardíaca.
Ella estaba resentida con un amigo, porque sentía que había infectado a su familia de coronavirus. Pero oró para ver a este amigo como el hijo amado de Dios, y el enojo se desvaneció. El peor de sus síntomas disminuyó en gran manera con rapidez. Y en unos días, todos los síntomas desaparecieron permanentemente.
Lee cómo comprender que somos uno con Dios, lo que significa que no hay lugar u oportunidad para el temor o la enfermedad, sanó permanentemente a esta autora.
Al reconocer en oración que puesto que reflejamos la Verdad divina, no podemos reaccionar a las falsedades o las injusticias, ella comprendió que nunca podría haber sido tocada por el odio o el dolor, y por ende fue liberada de los pensamientos de resentimiento. Este fue un gran progreso en la curación de síntomas muy incómodos.
En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana ella había aprendido que el estrés y la presión no provienen de Dios, por lo que no tienen poder sobre nosotros. Años más tarde, estos pensamientos la ayudaron a superar la ansiedad y el insomnio.
Ella perseveró, sabiendo que no importaba cuánto tiempo tomara, la curación era inevitable. Su curación completa y permanente mediante el tratamiento de la Ciencia Cristiana demuestra que no hay nada demasiado difícil para Dios.
Cuando se le diagnosticó un trastorno autoinmunológico que requeriría la ingestión de medicamentos por el resto de su vida, esta autora oró comprendiendo que la Mente es el único poder e inteligencia. Poco después los síntomas desaparecieron, y ella tuvo una curación permanente.
Durante un viaje al extranjero, esta autora comenzó a experimentar síntomas graves de gripe y mal de altura. Pero orar para elevar su pensamiento por encima del pensamiento material hacia lo que sabía de Dios y de sí misma como linaje de Dios, resultó en una curación permanente. Ese fue uno de sus viajes más satisfactorios.
Era Nochebuena y sufría de lo que parecían ser síntomas de neumonía. Ella sanó al orar y meditar que el regalo de Dios del Cristo, la Verdad, para todos nosotros está eternamente presente, mostrando que la salud, la abundancia, la bondad y la alegría están presentes y nunca se pueden perder.