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Relatos de curación

Las tareas y exámenes escolares son excelentes oportunidades para...

Las tareas y exámenes escolares son excelentes oportunidades para glorificar a Dios, la única Mente, y demostrar así el dominio que Dios le ha dado al hombre. Hace algún tiempo, me apareció en la cara una inflamación llamada herpes.

Durante un período difícil por los años de 1960, comencé a leer la Biblia, especialmente el Sermón del Monte de Cristo Jesús (ver Mateo 5–7). Entonces un día leí un artículo sobre la Ciencia Cristiana en una publicación semanal.

Nuestra familia supo acerca de la Ciencia Cristiana a través de una amistad de mi esposa. Poco después, mi esposa me dejaba algún ejemplar del Christian Science Sentinel abierto en determinado artículo para que yo lo leyera.

La aplicación de las verdades de la Ciencia Cristiana dio gran realce a mi carrera de músico ejecutante. Sabiendo que en realidad Dios es el único ejecutante u originador y que yo soy Su expresión, pude desechar la tentación de verme a mí mismo como un mortal talentoso y dejar así que la música fluyera fácil y bellamente.

Una mañana de noviembre de 1977, cuando me ocupaba del arreglo...

Una mañana de noviembre de 1977, cuando me ocupaba del arreglo de nuestra habitación, tomé en la mano varios frascos de medicina de la mesita de noche, y me pregunté: “¿En esto consiste la vida? ¿Tengo ilusión de seguir en tales condiciones? No puede ser. Dime, Señor, cuál es el camino”.

Me había estado preguntando qué era Dios, y cuál era la relación entre Dios y el hombre. La primera respuesta clara me vino cuando vivía con una familia de Científicos Cristianos.

En el mes de abril de 1972, cuando me preparaba para enseñar mi...

En el mes de abril de 1972, cuando me preparaba para enseñar mi clase en la Escuela Dominical de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, en Buenos Aires, resbalé y me caí. Amablemente dos personas me levantaron y me llevaron hasta mi lugar en la Escuela Dominical.

Un bien querido pasaje de la Biblia nos dice (Joel 2:25): “Y os restituiré los años que comió la oruga”. A través del estudio y la aplicación de la Ciencia Cristiana he tenido muchas pruebas prácticas de esta dinámica promesa.

Hace unos cuantos años, a mi regreso de un largo viaje alrededor del mundo, fue evidente que me hallaba muy enferma y que necesitaba de atención especial. Me llevaron a una casa de reposo para Científicos Cristianos, cerca de la ciudad de Nueva York.

Desde que era jovencita padecía de agudos dolores estomacales casi continuos; jaquecas que a menudo duraban dos o tres días; fuertes resfriados acompañados de bronquitis; manchas que desfiguraban mi cuerpo; fiebres y otras enfermedades. Durante mi juventud casi todos los días tenía que guardar cama, y nunca supe lo que era jugar con otros niños.

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

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