
Relatos de curación
De joven, durante unos nueve años tuve que guardar cama muy a menudo debido a un violento tipo de asma y a una condición nerviosa. Todos los métodos médicos de curación habían fracasado, incluso hasta una visita a especialistas alemanes en el extranjero.
A una temprana edad, comencé a leer y ver con regularidad material pornográfico. Aunque educado en un hogar de Científicos Cristianos, en ese tiempo no veía ningún mal en esa actividad.
Mi esposa estuvo durante un año recluida en un sanatorio bajo tratamiento médico, y su condición era muy alarmante. Prácticamente había perdido los sentidos del gusto y el oído, y sufría de grandes convulsiones.
Hace algunos años perdí a una amiga muy querida y a dos conocidos a quien apreciaba. En cada caso, la causa del fallecimiento fue diagnosticada como cáncer.
Un verano, mientras ponía cosas en mi automóvil para ir a la universidad, comencé a tener una hemorragia interna. Un miembro de mi familia me recordó que ella había sufrido el mismo problema unas cuantas veces y le había sido necesario hospitalizarse.
Hace más de diez años se me desarrolló una bursitis en un hombro. Era tan dolorosa que no podía acostarme, y tenía que pasar la noche sentada en una silla.
Desde que mi testimonio apareció en el Christian Science Sentinel hace unos veinte años, he continuado teniendo pruebas del cuidado sanador de Dios. Sané de una protuberancia que me salió en la cabeza, pero después me apareció otra.
Estando ya comprometida para casarme, encontré en mis padres una fuerte oposición, debido a que las creencias religiosas de mi prometido eran radicalmente opuestas a las mías. Lo que yo deseaba era un matrimonio feliz, armonioso y permanente.
Empezaba a estudiar la Ciencia Cristiana cuando me enfermé gravemente. Al principio sentía dolores en todo el cuerpo al levantarme por la mañana; regresaba de trabajar antes de lo acostumbrado y me iba a la cama, sintiéndome muy agotada.
Hace unos cuantos años, cuando la salud de mi esposo estaba decayendo, dimos el pago inicial por una casa que compramos, la cual era modesta y necesitaba arreglos. Al poco tiempo de habernos mudado, empecé a tener dificultad para moverme y para cuidar de nuestro pequeño hijo.