Relatos de curación
Cuando me encontraba en las profundidades de la desesperación, debido a un veredicto médico concerniente a la salud de nuestra hija, una querida amiga me escribió en una carta esta declaración: “Una idea espiritual no tiene ni un solo elemento de error, y esa verdad elimina debidamente todo lo que sea nocivo” (Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, pág.
Durante muchos años investigué la mayoría de las religiones ortodoxas, estudié algunas de ellas, y también el ocultismo, sin encontrar satisfacción duradera o significativa. Después de dos años de estar separado de toda iglesia organizada, conocí la Ciencia Cristiana por medio de las reuniones vespertinas de los miércoles.
Conocí la Ciencia Cristiana desde mi niñez por intermedio de mi abuela paterna, que era Científica Cristiana. Mi vida fue feliz y tranquila.
Durante la guerra civil en Nigeria, no estuve de acuerdo con la manera de vivir de la mayoría de los cristianos populares. Decidí buscar un modo más práctico de vivir y, en lo posible, un sentido perdurable de la presencia de Dios, cerrar la puerta de mi aposento — morar en un íntimo santuario para servir a mi Dios.
El impaciente investigador siempre está al acecho para saber la razón y el porqué de todas esas cosas que le resultan un enigma. Sin embargo, a veces debiera aprender del paciente agricultor que no se preocupa por conocer de qué está constituida una semilla.
Durante todo nuestro matrimonio la Ciencia Cristiana ha combatido y vencido muchos desafíos. La comprensión de que Dios está siempre presente nos ha sostenido continuamente en la curación de enfermedades contagiosas de nuestros dos hijos, en cuestiones de ingresos y de provisión, de hogar y empleo.
Es imposible enumerar las bendiciones que he recibido por medio del poder sanador de la Ciencia Cristiana durante más de sesenta años. Cuando era niña, me caí, lastimándome una de las rodillas.
Por medio de la Ciencia Cristiana he sanado de epilepsia. Me siento muy feliz al poder expresar mi profunda gratitud por todas las bendiciones que he recibido.
Hace poco tiempo que soy estudiante de Ciencia Cristiana, pero puedo atestiguar una importante curación. Durante cinco años usé lentes recetados por un oculista, que decía se estaba despertando en mí una miopía.
He sanado de una enfermedad maligna que me estaba deteriorando extensas partes del cuerpo. Aunque nunca sentí la tentación de que se me hiciera un diagnóstico médico, los síntomas de cáncer eran evidentes y a veces sentía temor.