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[Original en alemán]

No hace mucho que conozco la Ciencia Cristiana,...

Del número de noviembre de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


No hace mucho que conozco la Ciencia Cristiana, pero estoy sinceramente feliz, después de varios años de búsqueda, de haber encontrado finalmente el camino que me acerca a Dios en la vida diaria, y no solamente en ocasiones especiales. Esta religión le da propósito a la existencia, basada en una comprensión del perfecto y absoluto Principio divino, Dios, que el individuo puede utilizar no sólo para sí mismo sino para toda la humanidad.

Tuve mi primera vislumbre espiritual después de mis primeras pocas entrevistas con un practicista de la Ciencia Cristiana, al venir a mi mente continuamente estas palabras de la Biblia (Mateo 7:7): “Buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. El período anterior a mi hallazgo de la verdad había sido casi un tormento. Después, cuando comencé a estudiar la Ciencia comencé a experimentar una íntima seguridad y certeza que me trajeron gran alegría, y reconocí que tal alegría es espiritual. Nadie ni nada puede quitármela. La alegría espiritual nos hace independientes, de manera que uno no se convierte en la indefensa víctima de las circunstancias y de la gente; nos hace libres y capaces.

Sin duda, hasta ahora tengo tan sólo una pequeña comprensión de la verdad de Dios, al igual que el siervo a quien el Señor le diera sólo un talento para cuidar. Pero por medio de la constante aplicación de esta pequeña comprensión he tenido experiencias maravillosas. En una ocasión fui liberada de molestos dolores de cabeza. Leí una y otra vez el versículo del Salmo: “Has escudriñado mi andar y mi reposo” (139:3). El dolor era persistente y era la primera vez que no usaba ningún medicamento. Luego una mañana tuve el pensamiento: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31.) Percibí claramente que si Dios estaba de mi lado, ¿quién o qué podría, aparte de Dios, el bien, tener poder sobre mí? ¿Acaso el gran amor de Dios por Su idea, el hombre, no me proporcionaba el mayor apoyo? Aunque no me alivié inmediatamente y me encontraba muy fatigada por falta de sueño, me sobrevino una tranquila alegría y serenidad. Finalmente esta alegría íntima también eliminó mi malestar físico.

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