
Relatos de curación
Por más de treinta años había sufrido de artritis aguda. Ésta degeneró en una espondilitis aguda crónica que a su vez causó una condición de ciática y neuritis.
¡ Qué privilegio es servir a Dios por medio de la iglesia y de sus actividades! Como dice el himno No. 64: “Canto: ‘He hallado la Verdad’ ” ( Himnario de la Christian Science ).
Cuando contaba yo diecinueve años de edad, mi madre se interesó por la Ciencia Cristiana Christian Science: Pronunciado Crischan Sáiens.
Me siento profundamente agradecida por la Ciencia Cristiana. He tenido muchas curaciones y sé que esta Ciencia en verdad sana cuando se pone en práctica debidamente.
Desde que escuché por primera vez hablar de la Ciencia Cristiana en 1936, he tenido muchas curaciones, por las cuales estoy muy agradecida. Una de las primeras fue de una neuritis al cuello.
Cuando trabajaba como enfermera le pregunté a una compañera de trabajo cuál era la razón de su éxito. Me respondió que el éxito que tenía en su trabajo lo atribuía al estudio de la Ciencia Cristiana.
Desde que puedo recordar, he estudiado y aplicado la Ciencia Cristiana. Pero una de las lecciones más difíciles para mí ha sido siempre aprender a expresarme con soltura.
Incesante gratitud a Dios por las enseñanzas de la Ciencia Cristiana y por Mary Baker Eddy, me impulsa a escribir este testimonio de una curación que tuvo lugar varios años atrás. Estaba yo sufriendo de desarreglos funcionales por un tiempo, acompañados de síntomas alarmantes.
Antes de conocer la Ciencia Cristiana, yo sufría de tuberculosis vertebral. Tuve que permanecer en un sanatorio durante un año entero; y después de estar bajo tratamiento y haber mejorado bajo el cuidado de un médico naturista, me dieron un corsé ortopédico que se suponía debía usar continuamente.
Mi gratitud por la Ciencia sanadora del cristianismo, tal como Jesús la enseñó y como Mrs. Eddy la interpretó y demostró espiritualmente, tiene raíces profundas y sostenedoras.