
Relatos de curación
Durante mi permanencia en un país asiático me vi aquejado súbitamente por una seria y dolorosa infección a la cara. Me dijeron que esta clase de infección era muy común en el país donde me encontraba y que debía ponerme en contacto con un médico inmediatamente para recibir tratamiento.
Hace más o menos unos treinta años fui sanada de un tumor interno. Antes de buscar ayuda en la Ciencia Cristiana Christian Science: Pronunciado Crischan-Sáiens.
En la época en que era todavía un principiante en el estudio de la Ciencia Cristiana, tuve una experiencia que fue de gran valor para mí. Me encontraba padeciendo de una afección inflamatoria de la piel, de modo que me comuniqué con una practicista, quien empezó inmediatamente a darme tratamiento por medio de la oración.
Un día aproximadamente a las seis de la tarde recibí una llamada telefónica de larga distancia comunicándome que mi hermano menor se encontraba gravemente enfermo debido a un envenenamiento de sangre. Me dijeron además que su sangre era de un tipo tan raro que aunque se habían solicitado donantes por las estaciones de radio locales, éstos no habían aparecido.
Durante varios años sufrí de tumores fibrosos, de una dolencia artrítica y de una afección de sinusitis que minaron mi salud. También sufría de hemorroides y de estreñimiento, y sufrí una fractura al cóccix.
Desearía expresar mi honda gratitud por la Ciencia Cristiana pues he recibido muchas curaciones. En 1901 por razones de la salud de mi madre, nuestra familia se trasladó del estado de Kansas al estado de Colorado.
En una ocasión en que me encontraba en viaje de negocios me vi atacado por fuertes dolores de cabeza ocasionados por una sinusitis que empeoraba rápidamente. Además se me aflojaron tres dientes y uno de ellos se me infectó.
Una experiencia por la cual pasé hace algún tiempo me hizo sentir humildemente agradecida por la verdad que nos libera, aun en una emergencia. Estaba terminando de adornar una torta cuando inadvertidamente introduje los dedos de una mano en la batidora eléctrica que estaba usando y me oí pidiendo ayuda.
“¡Díganlo así los redimidos de Jehová, a quienes él ha redimido del poder del adversario!” (Salmo 107:2). Tantas son las bendiciones que he recibido como resultado de haber confiado en la Ciencia Cristiana para la curación que no puedo dejar pasar más tiempo sin ofrecer este testimonio.
Durante muchos años fui una mujer muy enfermiza. Anhelaba sentirme bien y oraba por estar sana, pero el médico que me atendía finalmente tuvo que admitir que ya no podía hacer nada más por mí.