Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

En 1923 una amiga me invitó a visitar La Iglesia Madre,...

Del número de noviembre de 1973 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En 1923 una amiga me invitó a visitar La Iglesia Madre, La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston. Quedé tan impresionada con el culto, que tuve deseos de conocer más sobre esta maravillosa religión. Poco después me casé y me fui a vivir a otro estado.

Buscaba una iglesia a donde concurrir regularmente. Luego de haber visitado varias iglesias de diferentes denominaciones, la misma amiga que me había llevado a la iglesia en Boston me preguntó si quería asistir a una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, donde residíamos. Acepté su invitación y pronto me di cuenta de que ésa era la iglesia que buscaba. Me hice miembro de esa iglesia filial en 1928 después de haber asistido a ella durante cuatro años.

He recibido muchos beneficios por medio de la Ciencia Cristiana durante todos estos años, y he dependido de esta Ciencia para obtener curaciones. En nuestra iglesia filial he servido como Segunda Lectora, Superintendente de la Escuela Dominical, bibliotecaria de la Sala de Lectura y en muchos otros cargos. En 1940 recibí instrucción en clase con una maestra autorizada de la Ciencia Cristiana, lo que ha sido una gran bendición para mí.

El año pasado tuve dificultades con la vista. Repentinamente comencé a tener doble visión, lo que me causaba mucha dificultad para ver. Pensé que necesitaba otros anteojos, de manera que fui a ver a un oculista. Después de examinarme, el oculista me dijo que se había roto un pequeño vaso sanguíneo y que en esos momentos no podía hacer nada para ayudarme, pero que volviera al cabo de unas cuatro o seis semanas para ver si podia hacer algo por mí. No acepté lo que me dijo, sino que reconocí que "mi socorro viene de [Dios]" (Salmo 121:2). Me fui a casa y llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana quien bondadosamente comenzó a darme tratamiento por medio de la oración. Juntas oramos para comprender que el hijo de Dios no tiene dificultades de visión. Mrs. Eddy nos dice en la página 586 de Ciencia y Salud que los ojos son "percepción espiritual, — no material, sino mental". Trabajamos para vencer el concepto material de visión defectuosa, comprendiendo que nada puede perjudicar a la imagen y semejanza de Dios.

Más o menos a las dos semanas ya no sufría de doble visión y nuevamente fui a ver al oculista, quien pareció sorprenderse de verme regresar tan pronto. Esta vez me recetó anteojos. Le dije que yo era Científica Cristiana y que una practicista de la Ciencia cristiana me había estado ayudando con la oración. El oculista me dijo que continuara por ese buen camino.

Estoy verdaderamente agradecida por la Ciencia Cristiana y por su Descubridora, Mrs. Eddy. Cada día trato de vivir la verdad que se nos enseña, y por medio de la comprensión de la Verdad mi visión ha sido restablecida a su estado normal. Estoy agradecida de que, aun cuando tengo más de ochenta años, puedo atenderme sola y mantenerme ocupada ayudando a otros.

Las palabras no pueden expresar cuán agradecida estoy por la Ciencia Cristiana.


Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / noviembre de 1973

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.