Relatos de curación
Doy las gracias a Dios por la Christian Science Nombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”.
“Para estar enteramente sano, el hombre tiene que mejorarse tanto espiritual como físicamente” (Ciencia y Salud por Mrs. Eddy, págs.
En diciembre de 1947 yo andaba en viaje de recreo por Tasmania y a la madrugada siguiente esperaba partir de Launceston rumbo a Sydney, cuando me agarró un violento dolor en el costado derecho. Luché por sanar hasta poco después de las nueve, cuando ya no pude aguantar el dolor.
Con sincera gratitud reconozco el glorioso poder de Dios para curar según nos lo han revelado nuestro Maestro Cristo Jesús, y nuestra Guía Mary Baker Eddy. Hoy trata la mente mortal de engolfar al mundo en el temor mesmérico de las actuales condiciones económicas, sociales y políticas, pero nosotros como Científicos Cristianos disfrutamos la bendición de nuestra segura comprensión de que “reina el Señor Dios Todopoderoso” y de que no hay lugar, persona ni cosa que puedan trastornar o perturbar la ley, el orden ni la armonía del reino creado y gobernado por Dios, Amor divino.
Hace más de diecisiete años que empecé a conocer la Christian Science. Había sufrido nueve años de una tuberculosis que me había hecho guardar cama sin poder hablar a veces.
“Jehová es mi pastor; nada me faltará. ” Estas palabras de los Salmos han despertado en los quince años pasados mi profunda gratitud a Dios, al prototipo del Cristianismo, Cristo Jesús y a nuestra reverenda Guía, Mary Baker Eddy, así como a toda la Causa de la Christian Science con sus benéficas actividades mundiales que nos guían de los sentidos corporales al Alma.
Hace más de veinte años que me hallaba enferma y al cuidado constante de los médicos hasta que por fin me desahuciaron. Uno de mis amigos me dijo que no era necesario morir, porque Dios podía curarme.
Este testimonio de gratitud por la eficacia de la Christian Science para curar lo doy muy atrasadamente. Las bendiciones que he derivado de mi estudio de la Biblia y de los escritos de nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, han sido tantas que es difícil decidir por cuál empezar a mencionarlas.
“¡Bendice, oh alma mía, a Jehová, y todas mis entrañas bendigan su santo nombre! ¡Bendice, oh alma mía, a Jehová, y no te olvides jamás de todos sus beneficios! los beneficios de Aquel que perdona todas tus iniquidades; que sana todas tus enfermedades. ” Estas palabras de un famoso salmo que trajo a mi atención un testimonio, publicado en una revista de la Christian Science, de una señora que esta Ciencia había curado del asma, me ayudaron a colmo en una ocasión en que sufría horrendamente de resultas de repentinos accesos periódicos de asma.
Con el corazón lleno de gratitud a Dios y a Mary Baker Eddy escribo este testimonio de la admirable curación que se efectuó en nuestro hogar mediante la aplicación de la Christian Science. Nombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens).