Por muchos años estuve yo alicaída dando por resultado una postración mía tanto física como mental. La ciencia médica no podía aliviarme. Me confinaron en un hospital del estado por más de dos años durante los cuales presencié y yo misma experimenté mucho sufrimiento y desventura. Entonces se me dió tratamiento de la Christian Science gracias a un amable miembro de la familia, por lo cual me llevaron otra vez a mi casa. Desde entonces me he vuelto útil, gozando de salud y felicidad, sintiéndome muy agradecida. Hace varios años me hallaba yo flaca, pero ahora mi peso es normal. También he presenciado y he tenido yo misma otras lindas curaciones.
Estoy sumamente agradecida a nuestro Padre celestial, a Cristo Jesús, nuestro Ejemplificador del camino, y a Mrs. Eddy, nuestra reverenda Guía, que nos ha mostrado cómo conocer y aplicar esta verdad que libra de todo error.—Grand Rapids, Michigan, E.U.A.
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