Relatos de curación
Cuando se me presentó por primera vez la Christian Science, hace más de trece años, yo era obrero muy activo en una iglesia ortodoxa. Hacía mis estudios preliminares para el ministerio, pues deseaba ser un ministro médico porque anhelaba mucho curar en nombre de Cristo.
Las palabras resultan inadecuadas para expresar la gratitud que siento por las bendiciones que ha traído la Christian Science a nuestro hogar. Estoy agradecida especialmente a la practicista que me ayudó a volver a la Christian Science después de haberme extraviado por muchos años.
La Christian Science vino a mí cuando me hallaba en un hospital de los Estados Unidos en calidad de practicante para recibirme de enfermera. Había presenciado que la Christian Science sanaba a varios pacientes que los médicos habían declarado desahuciados; pero en mi ignorancia sobre el asunto, pues nunca había leído ni oído una sola palabra acerca de ella, tuve que vencer dentro de mí mucha predisposición.
Desde hace más de treinta años la Christian Science ha sido mi ayuda y apoyo en todos los problemas de la vida mortal. Cuando supe de esta Ciencia estaba a punto de tener que someterme a una operación que los médicos decían sería de vida o muerte.
Deseo aprovechar esta oportunidad de expresar mi gratitud por la Christian Science Nombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”.
Yo supe de la Christian Science cuando asistía a la escuela secundaria. Tuve la oportunidad de leer a un joven pianista profesional que había quedado ciego de repente.
Conocí la Christian Science hace más de doce años, pero me aparté de ella, pues en aquel entonces, al igual que en la parábola del sembrador, la semilla cayó entre las espinas que la ahogaron. Mas al pasar unos tres años, cuando el mal pretendió acosarme y un gran dolor moral me tenía envuelta en las tinieblas de la desesperación, sentí nuevamente el deseo de acercarme a la Christian Science y estudiarla, penetrando en ese camino como quien busca socorro en algo que está fuera del apoyo humano.
Hace cuarenta años que, descuidando practicar lo aprendido en la religión en que me criaron, me incliné retrógradamente al ateísmo. En el año de 1925 se publicó en el Christian Science Sentinel lo que dije al presentar a un conferenciante de la Christian Science, que fué en parte: “Antes de empezar a estudiar Christian Science yo era enemigo declarado y acérrimo de todo lo que yo creía que era esa Ciencia.
Yo era una enfermera con el correspondiente entrenamiento médico. Un día me llamaron a trabajar en un hospital y al presentarme lista para encargarme del enfermo me avisaron que cinco médicos lo habían desahuciado.
En verdad que las palabras son inadecuadas para expresar mi gratitud, por lo cual mi mayor afán es andar por el camino que nos mostró nuestro Maestro, Cristo Jesús, y guardar sus mandamientos. Han sido muchas las bendiciones y curaciones que he recibido mediante la Christian Science.