Relatos de curación
Me había torcido la rodilla y se me inflamó mucho la pierna. No podía doblar la rodilla, así que me costaba mucho moverme.
“La Ciencia Cristiana borra de la mente de los enfermos la creencia equivocada de que viven en la materia o a causa de ella, o que un llamado organismo material gobierna la salud o la existencia de los hombres, y nos induce a descansar en Dios, el Amor divino, quien cuida de todas las condiciones que se requieren para el bienestar del hombre” (Mary Baker Eddy, Rudimentos de la Ciencia Divina, pág. 12).
Me encanta colaborar en la Iglesia de Cristo, Científico, de la cual soy miembro, y hace un año, cuando estaba en la comisión directiva de esta iglesia, tuve una experiencia que me llevó a reflexionar sobre la verdad espiritual de que somos uno con Dios. Acababa de llegar a la Sala de Lectura, y me sorprendió mucho la forma tan inapropiada en que una persona, que había brindado ciertos servicios a la iglesia, y los que la acompañaban, empezaron a hablarme acerca de una situación en particular que la comisión estaba manejando.
Por más obstinada que parezca ser una dolencia, podemos superar cualquier tribulación y salir victoriosos, cuando nos apoyamos en la oración científica y nos aferramos firmemente a la Verdad. Durante dos años había sufrido de malaria, también tosía mucho, y en general no me sentía bien.
“Podrían presentarse miles de cartas como testimonios de la eficacia sanadora de la Ciencia Cristiana y particularmente en lo que concierne al gran número de personas que han sido reformadas y sanadas por medio de la lectura cuidadosa o el estudio de este libro” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 600).
Nos preparábamos para salir con el auto, rumbo a nuestra casa de campo. Yo estaba acomodando los bolsos en el baúl, la puerta del baúl estaba totalmente abierta y mis rodillas apoyadas sobre el paragolpes.
Desde muy pequeña, sufría de reacciones alérgicas a ambientes polvorientos y cambios de clima. Con el paso de los años, los síntomas empeoraron, especialmente durante la noche y en la mañana cuando me despertaba, aun si el cuarto no estaba lleno de polvo.
La experiencia que voy a contar ocurrió hace mucho tiempo, cuando recién comenzaba a estudiar la Ciencia Cristiana. Mi madre era miembro de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, en nuestra ciudad, y ella me había ayudado a superar problemas muchas veces orando por mí.
Una mañana, al cruzar un puente peatonal en mi barrio, sin nadie a mi alrededor, empecé a tener síntomas de gripe. Me di cuenta de inmediato que el problema no tenía nada que ver con inhalar gérmenes, contrario a lo que acostumbraba pensar en el pasado.
Mary Baker Eddy escribe en su obra principal, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Pocas personas comprenden lo que la Ciencia Cristiana quiere decir con la palabra reflejo…. Al hombre mortal le parece que él mismo es sustancia material, mientras que el hombre es ‘imagen’ (idea)” (pág. 301).