Durante más de un año tuve un tumor en la parte baja de una pierna. Al principio no le presté mucha atención, pensando que desaparecería, pero cuando empezó a crecer de tamaño mi preocupación aumentó.
Al pensar en lo que necesitaba corregir, me di cuenta de que estaba cada vez más preocupada por una persona en mi lugar de trabajo, que para mí era grosera y despreciativa. Esta persona comenzó a hacer a diario comentarios que lastimaban mis sentimientos, y hacían que cuestionara mi propia valía. Yo había permitido que pensamientos desagradables acerca de nosotras dos crecieran en mi pensamiento. Era obvio que necesitaba cambiar la opinión que tenía de mí misma, y debía afirmar mi identidad como hija de Dios y que no podía ser afectada por los comentarios ofensivos de ese individuo. Tenía que comprender que esa persona en realidad también fue creada por Dios.
Lo único que quería era que ese tumor desapareciera, pero me parecía muy difícil entender cómo se produciría. No podía imaginarme cómo sanaría. Leí varias curaciones en el sitio JSH-Online.com. Descubrí que muchas curaciones de problemas similares consistían en cambiar el pensamiento respecto a uno mismo y a otros. Ahora sabía que tenía mucho por hacer. Pero al leer las curaciones de otros, me sentí confiada de que yo también podría sanar.
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