Relatos de curación
Desde muy pequeña, sufría de reacciones alérgicas a ambientes polvorientos y cambios de clima. Con el paso de los años, los síntomas empeoraron, especialmente durante la noche y en la mañana cuando me despertaba, aun si el cuarto no estaba lleno de polvo.
La experiencia que voy a contar ocurrió hace mucho tiempo, cuando recién comenzaba a estudiar la Ciencia Cristiana. Mi madre era miembro de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, en nuestra ciudad, y ella me había ayudado a superar problemas muchas veces orando por mí.
Una mañana, al cruzar un puente peatonal en mi barrio, sin nadie a mi alrededor, empecé a tener síntomas de gripe. Me di cuenta de inmediato que el problema no tenía nada que ver con inhalar gérmenes, contrario a lo que acostumbraba pensar en el pasado.
Mary Baker Eddy escribe en su obra principal, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Pocas personas comprenden lo que la Ciencia Cristiana quiere decir con la palabra reflejo…. Al hombre mortal le parece que él mismo es sustancia material, mientras que el hombre es ‘imagen’ (idea)” (pág. 301).
Viví en Nicaragua por un tiempo durante el cual surgieron casos de una enfermedad llamada chikungunya. Desde la primera vez que escuché hablar de la misma, mantuve mi pensamiento en el hecho de que las enfermedades no provienen de Dios, y que por tanto, no tienen ningún poder verdadero.
Durante muchos años fui un buscador de la Verdad, y mi búsqueda ha transitado por diferentes ámbitos (académicos, filosóficos y religiosos). Finalmente, hace unos 5 años, estuve en contacto de manera indirecta con las enseñanzas de la Ciencia Cristiana.
Soy originalmente de Camerún, pero ahora vivo en Mauritania. Antes de llegar aquí, sufría de dolores en los dientes, y me sacaron dos.
Yo había escuchado a veces a la gente hablar de los ataques de pánico, y siempre me había preguntado cómo era posible que la gente permita que el temor predomine de tal manera, que ya no puede manejar un auto o teme ir a lugares públicos. ¡Jamás me hubiera imaginado que un día el temor y el pánico se apoderarían de mí! Al recordar lo ocurrido, me doy cuenta de que al escuchar estos informes sobre los ataques de pánico, inadvertidamente había dado poder y vida al problema, en lugar de negar su poder y realidad como nos enseña la Ciencia Cristiana.
Cuando nació mi primer hijo, enfrenté un gran desafío. La doctora vino a nuestro cuarto en el hospital de maternidad, y nos dijo que a mí me podían dar de alta, pero que el niño debía permanecer en el hospital debido a una incompatibilidad sanguínea que tenía conmigo.
Teníamos un hermoso terreno de 2600 metros cuadrados, muy bien ubicado, a la entrada del pueblo donde vivimos, junto a un gran estacionamiento. En Francia, cuando la gente compra un lote para construir, necesita terminar la construcción en cuatro años.