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Curación de conjuntivitis aguda

Del número de mayo de 2018 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Un día, mi hija, Allie, regresó a casa con síntomas de conjuntivitis aguda. Me acordé de que una compañera hacía poco había lidiado con este problema, así como otros estudiantes de su escuela. Yo sabía que podíamos manejar esta condición a través del tratamiento de la Ciencia Cristiana.

Allie y yo nos sentamos y nos pusimos a orar, dando un tratamiento en voz alta. Le pedí que eligiera un sinónimo de Dios para comenzar, y ella eligió el Principio. Así que empecé con el Principio divino, y oramos con los hechos divinos; reconocimos que el Principio divino, Dios, la había hecho; que por ser una idea espiritual, ella reflejaba al Principio en todo sentido, y no podía desviarse de la ley de perfección de Dios. Oramos de esta forma durante unos minutos.

Aquella tarde Allie también me había contado un poco acerca de una niña pequeña que se había lastimado en el patio durante el recreo, y se la habían llevado en una ambulancia. Me sentí impulsada a orar para comprender mejor que esta pequeña nunca podía estar separada de Dios, el bien.

Más tarde por la noche, los ojos de mi hija estaban completamente claros, y ya no se los estaba frotando o irritando de ninguna forma. Se había olvidado por completo de todo el asunto. Me sentí muy feliz de ver este poderoso resultado de la oración.

Sin embargo, por alguna razón yo me sentía preocupada por la pequeña de la escuela, y luego empecé a preocuparme de que los síntomas de conjuntivitis pudieran volver. Así que le mandé un correo electrónico a un practicista de la Ciencia Cristiana pidiéndole que me apoyara para eliminar toda sensación de temor. Él rápidamente me envió una respuesta, y me dijo que oraría conmigo “para ver la naturaleza universal de la totalidad y el amor de Dios”. Me aseguró: “Nada puede actuar en oposición a esta totalidad”.

El practicista también me recordó que no necesitamos recopilar una enorme cantidad de hechos espirituales. A veces, una simple verdad, como “Dios es Amor”, si realmente la abrazamos y la comprendemos, es lo único que se necesita para que se produzca la curación.

Orando persistentemente con el apoyo del practicista, me liberé totalmente del temor. Por supuesto, la curación de Allie siguió siendo completa, y también me sentí encantada de saber que la otra pequeña regresó a la escuela al siguiente día. ¡Estamos muy agradecidas!

Chrissie Sison
Stephens City, Virginia, EE.UU.

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