
Relatos de curación
Desde niña mis familiares me decían que como mis dos abuelas tenían diabetes, yo también sufriría de ella, por lo que crecí con la idea de que esa enfermedad era inevitable y natural. Ya de jovencita comencé a tener todos los síntomas que tenía la abuela que vivía conmigo, por lo que me hacían análisis regularmente, y vivía haciendo un régimen estricto.
Desde niño, la temporada del harmatán siempre había sido muy difícil para mí. Con frecuencia sentía mucha angustia cuando se acercaba esta época.
Encontré la Ciencia Cristiana hace casi 20 años. De a poco comencé a estudiar la Lección Bíblica de la Ciencia Cristiana, compuesta por pasajes tomados de la Biblia y de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy.
Cuando tenía poco más de veinte años, de pronto enfermé de fiebre del heno. Durante mi niñez, rara vez había estado enferma, de modo que enfrentar de golpe una alergia era una experiencia nueva para mí.
Hace unos años, un grupo de amigos y yo fuimos invitados a la celebración de un casamiento. Inmediatamente después de asistir, cada uno de nosotros recibió una llamada anónima informándonos que habíamos sido envenenados por error.
En 2009, una semana antes de Navidad, estaba de visita en la casa de un amigo, cuando decidimos hacer una cobertura para un pastel que su mamá había preparado. Sugerí que hiciéramos dulce de leche.
Una experiencia que tuve hace algún tiempo, me enseñó una vez más en qué consiste la curación cristianamente científica: desarrollo espiritual, obtener una vislumbre más profunda de la realidad espiritual, y ampliar nuestra percepción del verdadero concepto del hombre. En aquel entonces yo estaba sufriendo de una condición muy desagradable que en ocasiones me causaba un dolor tan intenso, que terminé por consultar con un médico, quien diagnosticó que era herpes, y cuyo tratamiento incluía la prescripción de píldoras.
En el año 2006, mi esposa y yo decidimos visitar Guatemala, con un grupo. Los sitios que exploramos fueron maravillosos, y descubrimos lugares exuberantes.
Cuando conocí la Ciencia Cristiana, hace ya varios años, sufría de obesidad mórbida, enfermedad vascular y era candidata a una cirugía bariátrica para bajar de peso. Al hacerme los primeros exámenes médicos para la intervención, descubrieron que tenía apnea y un problema arterial, por lo cual no querían arriesgarse a operarme.
Eran las 3 de la madrugada, cuando me desperté con dolor de muelas, el cual al principio no era muy fuerte. Como siempre hago cuando enfrento alguna situación, me puse a orar.