Relatos de curación
MI PADRE era agricultor y tenía una viña. En una oportunidad, hace unos años, utilizó un producto para fumigar las hojas.
UNA NOCHE, como a las 3 de la madrugada, desperté con mucho dolor en un tobillo. No podía recordar si me había caído o me había golpeado.
AFINALES del verano pasado y mientras me encontraba disfrutando de unos días de descanso en una casa que tengo en el campo, estando recostado en un sofá, sentí de repente un agudo dolor en el pie que apoyaba sobre el suelo. No comprendía a qué se debía este malestar tan repentino y fuerte, pero inmediatamente empecé a decir en voz alta la declaración científica del ser, que se encuentra en el libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras (pág.
Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras llegó a mi vida a través de mi madre, que a su vez lo había recibido de una de mis tías. Sus enseñanzas me impactaron desde el comienzo.
Una noche cuando llegué a mi casa hacía tanto calor que me senté en el porche. Los vecinos solían decir que la picadura de cierto tipo de ciempiés podía tener consecuencias fatales porque creían que el veneno era mortal.
Durante casi 20 años busqué una religión que respondiera a mis necesidades. Quería encontrar un Dios en quien confiar, y que no me atemorizara.
Durante 18 años padecí de sobrepeso. Al principio no era nada serio, pero se agravó con el transcurso del tiempo.
Siempre busqué algo más elevado de lo que veía a mi alrededor. Era consciente de que distaba mucho de ser perfecto, pero me sentía como un ave enjaulada ansiosa de volar para ver lo que sucede en otros lugares.
Cuando era adolescente e iba a la playa con mis amigos, todos disfrutaban del mar menos yo. Si me quedaba mucho tiempo en el agua, me aparecían unas manchas blancas en el cuerpo y me sentía mareado.
Hace más o menos un año comencé a notar que había prácticamente perdido la audición. Al principio, no me di cuenta del problema, pero los demás a mi alrededor sí lo percibieron.