
Relatos de curación
Crecí en un país en guerra. Toda mi niñez fue marcada por eso y por muchas limitaciones.
En una ocasión se acercaban las fiestas navideñas y mi hijo que vivía en Italia, me pidió que le mandara unos artículos por correo que estaban empacados en unas cajas grandes. Era cerca de medianoche cuando entré en el pequeño cuarto para buscar los artículos.
Hace dos años fui a un campamento de verano en Colorado, y tuve una hermosa curación. Era mi primer día en el lugar y planeaba participar en una prueba con cuerdas.
Una noche, cuando estaba con mi familia en un hotel de la campiña francesa, comencé a sentirme muy débil, me dolía la cabeza y tenía fiebre. Ni bien comencé a sentir estos síntomas, mi madre me dijo que oraría mí.
Ocurrió un miércoles por la mañana cuando mi mamá me despertó para ir a la escuela. Tenía un orzuelo en el ojo izquierdo que me dolía mucho.
Hace Unos meses estaba paseando en bicicleta por la ciudad junto a mi mamá cuando, al intentar bajar, tropecé y caí con fuerza golpeándome la cara contra el hormigón de la calle. Tuve muchísimo miedo porque pude oír cómo se quebraban los huesos, y la nariz comenzó a sangrar de inmediato, tanto por fuera como por dentro, debido a las heridas.
“¡Iba volando y no me podía detener!” Una tarde, mi prima Mónica y yo fuimos a patinar cerca de mi casa. De pronto nos encontramos con una enorme bajada.
Hace dos años me fui de viaje, mochila al hombro, con mi papá a California. Fue fantástico.
Hace Ya Diez años que estudio la Christian Science, y estoy agradecida por muchas curaciones que he tenido. Pero lo que más agradezco es saber que Dios, el Amor divino, está siempre presente.
Cuando Empecé a estudiar la Christian Science me sentía muy entusiasmada, porque percibí que era un mensaje de Dios para la humanidad. Empecé a asistir a los servicios religiosos en la iglesia y una noche escuché un testimonio precioso que me llevó a pensar que Dios también me podía sanar a mí.