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Cómo oré cuando me robaron el auto

Del número de agosto de 2003 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En una oportunidad, como usualmente lo hacía, estacioné mi automóvil contra el cordón de la vereda de una calle arbolada, cerca del lugar donde trabajo. Al finalizar el día, cuando fui a buscarlo, ya no estaba allí.

Ahora quiero tomarme un momento para agradecer a Dios por haber conocido la Christian Science y por el entendimiento acerca de Él que adquirí como consecuencia de diez años de estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud. Este estudio, sin duda alguna, me permitió permanecer tranquila en el instante en que me percaté del robo. Me vinieron sin esfuerzo alguno, pensamientos de amor y armonía.

Regresé a la oficina y le conté a mis colegas lo que había sucedido. Se sintieron indignados. Dos de ellos se ofrecieron a llevarme a la comisaría para hacer la denuncia. Durante todo este tiempo y pese a que mi automóvil no estaba asegurado contra robo, permanecí tranquila, pensando en la armonía de la creación divina. Dios no creó ladrones ni víctimas de robos. En Su reino, donde realmente vivimos, todas las necesidades son satisfechas.

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