
Relatos de curación
La christian science me salvó la vida y quiero expresar mi gratitud por todo el bien que he recibido gracias a ella. En 1980 mi esposo falleció dejándome con tres hijos pequeños.
A fin de comprender más, tenemos que poner en práctica lo que ya sabemos”, ( Ciencia y Salud, pág. 323).
Tuve la inmensa fortuna de asistir a una Escuela Dominical de la Christian Science. Allí me enseñaron a conocer el amor y la omnipresencia de mi Padre-Madre Dios.
Crecí en un país en guerra. Toda mi niñez fue marcada por eso y por muchas limitaciones.
En una ocasión se acercaban las fiestas navideñas y mi hijo que vivía en Italia, me pidió que le mandara unos artículos por correo que estaban empacados en unas cajas grandes. Era cerca de medianoche cuando entré en el pequeño cuarto para buscar los artículos.
Hace dos años fui a un campamento de verano en Colorado, y tuve una hermosa curación. Era mi primer día en el lugar y planeaba participar en una prueba con cuerdas.
Una noche, cuando estaba con mi familia en un hotel de la campiña francesa, comencé a sentirme muy débil, me dolía la cabeza y tenía fiebre. Ni bien comencé a sentir estos síntomas, mi madre me dijo que oraría mí.
Ocurrió un miércoles por la mañana cuando mi mamá me despertó para ir a la escuela. Tenía un orzuelo en el ojo izquierdo que me dolía mucho.
Hace Unos meses estaba paseando en bicicleta por la ciudad junto a mi mamá cuando, al intentar bajar, tropecé y caí con fuerza golpeándome la cara contra el hormigón de la calle. Tuve muchísimo miedo porque pude oír cómo se quebraban los huesos, y la nariz comenzó a sangrar de inmediato, tanto por fuera como por dentro, debido a las heridas.
“¡Iba volando y no me podía detener!” Una tarde, mi prima Mónica y yo fuimos a patinar cerca de mi casa. De pronto nos encontramos con una enorme bajada.