
Relatos de curación
Tengo un perro que se llama Bali. Hace como un año, mi papá y yo nos dimos cuenta de que la pata de Bali se veía dos veces más grande de lo normal.
Una noche estaba durmiendo, cuando de repente sentí un dolor de oído muy fuerte que me despertó y empecé a llorar. Llamé a mi mami y ella, despertándose, me tomó en sus brazos.
Una noche, cuando tenía siete años, yo estaba con fiebre muy alta, y debido a la fiebre tenía convulsiones. Mi papá llamó a mi abuela y le pidió que orara por mí.
Un día mi papá me estaba cortando el pelo y sin querer me cortó la punta de la oreja. Yo empecé a llorar.
Un día cuando regresé de la escuela me di cuenta de que me faltaba un arete. Se lo dije a mamá y las dos comenzamos a revisar mi ropa y mi habitación.
Un día fui con toda mi familia a la pinturería. Papá entró mientras nosotros esperábamos en el auto.
Leemos en la Biblia: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican” (Salmo 127:1) y “No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel.
La christian science me salvó la vida y quiero expresar mi gratitud por todo el bien que he recibido gracias a ella. En 1980 mi esposo falleció dejándome con tres hijos pequeños.
A fin de comprender más, tenemos que poner en práctica lo que ya sabemos”, ( Ciencia y Salud, pág. 323).
Tuve la inmensa fortuna de asistir a una Escuela Dominical de la Christian Science. Allí me enseñaron a conocer el amor y la omnipresencia de mi Padre-Madre Dios.