
Relatos de curación
Hacía Más de 10 años que se me había empezado a desarrollar un bulto anormal en el lado izquierdo, a la altura de la cadera. Al principio, no le di ninguna importancia porque no me dolía ni me molestaba.
En El Terremoto de 1985, uno de los más fuertes que sacudió la ciudad de México, fallecieron mis padres y un hermano, esposa e hijos. Esto trajo desesperación y un sentido de soledad a mi vida.
Hace Muchos Años, asistía a un grupo religioso porque necesitaba, de alguna manera, calmar el miedo que siempre sentía, y que me hacía vivir sobresaltada y angustiada. Pero no encontré allí la paz interior que tanto ansiaba y dejé de asistir a sus reuniones.
En 1996, fui contratado como custodia de un edificio en el que funcionaba un jardín de infantes. Cuando el encargado de la escuela me mostró el lugar, señaló una pared lateral, donde había seis ventanales muy grandes.
Una De Mis amigas, que es dentista, descubrió durante una visita que le hice a su consultorio, que mis muelas del juicio estaban creciendo torcidas. Me dijo que necesitaba cirugía para extraerlas, porque no solamente estaban estorbando a las otras muelas, sino que también empujaban a algunas de ellas hacia abajo.
Hace unos meses, estaba en la casa de mi hijo ayudando en la cocina, cuando abrí un cajón grande lleno de latas y otros víveres. Pero lo hice con tanta fuerza, que todo el cajón — que estaba muy pesado — se me cayó en el pie, que no tenía calzado.
Conocí la Christian Science cuando trabajaba como ama de llaves en la casa de una señora muy dulce. Ella tenía dos libros hermosos que leía todas las mañanas y que despertaban mucho mi curiosidad.
Hace ocho años me salió una verruga en la planta del pie izquierdo. Yo sabía, gracias a mi estudio de la Christian Science, que Dios me había creado perfecta, como Su imagen y semejanza, como Su idea espiritual.
Afines de los años ochenta, mi esposo tuvo una gran amistad con un colega que era Científico Cristiano. Y en aquel tiempo empezó a asistir a los servicios dominicales realizados por la Sociedad de la Christian Science en la ciudad en que vivimos, y mi hijo asistió a la Escuela Dominical.
Cuando Mi Esposo se fue de casa dejándome con 4 hijos, la menor de ellos de 6 meses y el mayor de aproximadamente 8 años, tuve que hacerme cargo de todos los gastos de alimentación, vestuario y educación. En vez de enfrentar el problema de una manera sabia, "ahogué", por así decirlo, todos los sentimientos de frustración, desengaño, amargura, dolor, soledad e impotencia, que parecían apoderarse de mí.