Editoriales
¿Cuánto piensas en ti mismo como científico? ¿Qué tipo de experimentos has realizado últimamente? ¿Qué datos has estado investigando para encontrar la respuesta a un problema que necesita solución?
En ocasiones, es fácil preguntarse qué podemos hacer para ayudar al mundo. Por ejemplo, hace poco se informó que “el número de personas que se ven forzadas a huir de sus hogares alrededor del mundo, ha excedido los 50 millones por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial” ( The Guardian, June 19, 2014).
El anhelo más profundo de la humanidad es espiritual. Puede tratarse de un anhelo de paz y seguridad, una añoranza por la libertad, una desesperación latente sobre las finanzas, o el deseo de ser sano y feliz; muchos de nosotros estamos buscando algo cuya fuente no se encuentra en el punto de vista convencional de la vida.
Al mirar Casablanca, por enésima vez, resulta fácil ver por qué esta película en blanco y negro de 1942, sigue siendo un clásico de Hollywood. Cada uno de los personajes principales va descubriendo cómo el amor desinteresado triunfa sobre la tiranía en sus numerosas formas, como son, el egoísmo, la complacencia personal y la justificación propia.
En su libro Niagara: A History of the Falls [Niágara: Una historia de las cataratas] Pierre Berton relata que Charles Blondin (a quien se refiere Mary Baker Eddy en la página 199 de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras ) cruzó muchas veces las Cataratas del Niágara por una cuerda tirante. En diferentes ocasiones, a mitad de camino, cocinó su desayuno, dio un salto mortal y se balanceó sobre una silla.
En general, las personas que estudian la Ciencia Cristiana sienten que la explicación que esta ofrece de las verdades bíblicas fundamentales, es la bendición más grande que han recibido en su vida: el hecho de que Dios es Espíritu, totalmente bueno, el creador de un universo espiritual, libre de pecado, y que esta es la única realidad que existe. Comprenden que no se trata simplemente de una hermosa teoría, sino que la Ciencia Cristiana puede sanar el mal de manera tangible y práctica.
Hacía ya un par de días que me venía al pensamiento parte de algo que dijo Jesús: “…mas los obreros pocos.
Sentados en un típico servicio religioso de la iglesia de la Ciencia Cristiana, bien podríamos entender por qué alguien, al mirar a su alrededor, tal vez sienta que, según las apariencias, tiene poco en común con las otras personas presentes. Puede que no haya alguien de la misma edad, raza, partido político, nivel de ingresos, o con aficiones e intereses remotamente similares.
Cerca de mi casa hay una clásica iglesia de pueblo que tiene más de 100 años. El clima de Nueva Inglaterra ha dado a sus tejas de madera el típico color gris de Cape Cod.
El Manual de la Iglesia por Mary Baker Eddy es en cierto sentido la constitución de La Primera Iglesia de Cristo, Científico, La Iglesia Madre de la Ciencia Cristiana. El mismo establece las responsabilidades de miembros y funcionarios de la Iglesia, así como las de La Iglesia Madre y las iglesias filiales, entre otras.