Editoriales
Si nunca te han hecho una “evaluación de tu desempeño”, tal vez no sepas lo que se siente cuando te enfrentas con la opinión que un gerente o tus colegas tienen de ti y de tu trabajo. En una ocasión, salí de una evaluación con una lista de 15 áreas en las que necesitaba mejorar.
Mientras leía The Christian Science Monitor en línea, me invitaron a participar en una encuesta sobre el uso civil de aviones no tripulados. Después de algunas preguntas sobre mis puntos de vista, la encuesta terminó pidiéndome que me calificara a mí misma en una escala de “muy liberal” a “muy conservador”.
En el gran designio de las cosas, el Consolador divino nos está enseñando que la perspectiva mortal de la realidad está desapareciendo. Todo lo que Cristo Jesús probó acerca de la inmortalidad está penetrando gradualmente en la consciencia humana.
El inquieto narrador del libro Moby Dick de Herman Melville, confesó: “Siento un noviembre húmedo y lluvioso en mi alma”. Nunca fue simplemente un mes, sino un estado de pensamiento.
Et cetera es una expresión latina que quiere decir “y otras cosas”. Su uso invita al lector o al oyente a considerar qué puede implicar ese “otras cosas” en el contexto de las ideas que se plantean.
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
En Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy explica las ideas que encontró en la Biblia. Una de ellas es que la enfermedad es un “error”.
Un día de julio, poco después de cumplir seis años, mi mamá me inscribió para tomar lecciones de natación en la piscina pública. Me encantaba jugar en el agua con mis amigos, pero me aterraban las lecciones.
Al leer los titulares del diario, me resultó fácil ver lo que la gente quiere decir cuando habla de los males del mundo. Cristo Jesús habló de vencer al mundo (véase Juan 16:33).
Todo el que ha encontrado una vida más abundante en Cristo naturalmente desea que otros experimenten esa bendición. Así que constantemente surge la pregunta: “¿Cuál es la mejor manera de alcanzar un mayor conocimiento del amor y el poder sanador de Dios?” En la que a veces se denomina “la parábola de los suelos”, Jesús habla sobre los escasos resultados que se logran cuando las semillas se esparcen en una tierra que no puede sostenerlas.